"Ja cau eh, ja se'n va, ja és al terra!". Así avisaban los pollencincs de que el Pi estaba cayendo a los dos voluntarios que golpeaban el árbol cuando este ha tumbado, tras decenas de hachazos. Apenas el reloj marcaba las 10 h cuando los participantes han conseguido talar el árbol, esta vez, sin necesidad de usar la motosierra. Su fuerza y empeño han sido suficientes.
Eso sí, horas más tarde cuando el árbol ya estaba pelado y a escasos metros de llegar al lugar donde se guarda hasta el miércoles 17, se ha roto la ramera. Por ello, los voluntarios en torno a las 13.30 horas, han tenido que volver a subir, elegir otro pino, talarlo -esta vez a motor para agilizar el proceso- y pelarlo otra vez. Todavía no se sabe la longitud de este segundo árbol.
Los voluntarios han lamentado la rotura, ya que hasta el momento se trataba de una tala en tiempo récord, a pesar de que este año el Ajuntament ha decidido reducir drásticamente el aforo del acto a la mitad. En años anteriores, la participación alcanzaba el centenar de personas, que al tener conocidos en la Comissió de Festes, subían a ver el evento. "En los últimos años el número de asistentes había incrementado de forma excesiva e innecesaria. Así, se convertía en la fiesta de unos pocos", argumentaron desde el Ajuntament días anteriores.
La convocatoria para subir a la finca de Ternelles a talar el Pi para la celebración de Sant Antoni, como cada año, ha sido esta mañana, a las 8 horas. Una cincuentena de vecinos, entre miembros de la Comissió de Festes y regidores del Ajuntament de Pollença, se han citado en Can Escarrintxo para iniciar su cometido. Desde allí, han hecho cotxades para llegar a la finca, donde tras 10 minutos de caminata y al haber identificado el Pi previamente elegido, han empezado a talarlo.
El primero en hacer los honores, como es habitual, ha sido el alcalde, Martí March. "Solo has estado 48 segundos", le ha gritado un participante entre risas. "Me has tocado la moral", ha respondido March, también de broma, mientras continuaba unos pocos segundos más. Después, ha sido el turno del regidor de Festes Mateu Tugores, quien ha continuado la faena. Los Xeremiers Orats se han encargado de la ambientación musical.
El Pi
El árbol escogido ha medido 21,5 metros, aunque desde el Ajuntament ya se ha anunciado que se reducirá hasta los 20 metros, para "facilitar su traslado hasta la Plaça Vella el dia de Sant Antoni", según ha explicado el alcalde. Una vez talado, los voluntarios han procedido a bajarlo con un tractor hasta una llanura, donde se ha empezado a pelar y a preparar para la festividad.
Por turnos y entre vaso y vaso de mesclat -la bebida típica de Sant Antoni en Pollença- los voluntarios han logrado dejar el árbol sin ramas y, lo más importante, sin corteza para que pueda ser escalado cómodamente.