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Un vino reposado bajo el ‘call vermell'

Los propietarios de Son Vell ‘desenterraron' ayer las primeras botellas del caldo envejecido bajo tierra

La familia Sureda ayer al catar el vino de este año.

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Un vino reposado bajo la tierra de call vermell de Son Macià. Esta es una de las particularidades del vino de Son Vell que, desde hace seis años, la famila Sureda deja envejecer enterrado literalmente bajo tierra, en las propias viñas que han dado la uva.

La idea surgió en 2007 cuando Toni Sureda -más conocido como Toni de Son Vell- tuvo la idea de dejar reposar el caldo bajo tierra. «Se lo comenté a la familia y pensaban que era una locura, pero estaba convencido que el vino debe reposar allí de donde procede, en la propia viña». Así, con esa idea en mente, al día siguiente ya empezó a hacer una zanja donde dejar reposar el vino. Desde entonces, la familia Sureda, propietaria de la explotación agrícola de Son Vell, entierra en sus viñas unas 400 botellas de la añada.

Ayer fue uno de los momentos más esperados por todos, ya que llegó el día de ‘desenterrar' las botellas de este año. Y con el pico en mano los diferentes miembros de la familia Sureda -el padrí Guillem, Toni y Pau- acompañados por algunos amigos, cavaron para hacer un hoyo de un metro de profundidad y encontrar así las primeras 50 bolletas.

En realidad, Toni Sureda hace una zanja de 4 metros de longitud y 2,20 metros de profundidad. Allí coloca minuciosamente las 400 botellas de vino alineadas por niveles y separando cada capa con paja. «De esta manera el vino envejece a una temperatura constante, sin ruidos y a oscuras», explica Toni acompañado por su hermana Maria que recuerda perfectamente los detalles de cada producción.

El vino está elaborado con las variedades Callet y un 20 % de Fogoneu y ha reposado anteriormente un año en la bodega para después dejarlo bajo tierra otro año más. «Estas botellas las enterramos en enero justo cuando sacamos la pasada añada», recuerda Maria. Toni añade que la temperatura es diferente según la profundidad en que se depositen las botellas. Si bien la primera hilera de botellas han reposado a unos 18 grados de temperatura, las que están inhumadas a más profundidad -2,20 metros- están a 16 grados por lo que «no envejecen igual», destaca.

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