Salvar a la cabra pitiusa. O, al menos, colaborar en la lucha para preservar y fomentar la cría de una especie en peligro de extinción y que tiene un enorme potencial en Mallorca es el objetivo que se ha planteado Joan Gaià i Mascaró, propietario, gestor y payés que se ha puesto al frente de la Formatgeria Es Collet, ubicada a las afueras de Manacor y que quiere ser un referente en el fomento del cuidado y promoción de este género.
Se contabilizan en total unos 200 ejemplares, llamando la atención la escasa cantidad existente en su hábitat originario, Ibiza y Formentera. En Mallorca existen actualmente cuatro criadores identificados. Uno de ellos es Joan, quien ha dado un paso al frente. Licenciado en Ciencias Políticas y del Trabajo y dedicado al área de los Recursos Humanos, un día decidió reorientar su vida, mirar hacia sus orígenes familiares y ponerse al frente de la Formatgeria Es Collet.
Al principio se centró en las cabras de la especie Saanen, estándar suiza lechera, hasta que vio cómo las condiciones climáticas, en especial los veranos y las largas temporadas de temperaturas agradables, pasaban factura a la productividad y el comportamiento de los animales. «El calor les perjudicaba, disminuía su capacidad reproductiva y optamos por un cambio de raza», explica Gaià, coordinador a la vez de Unió de Pagesos.
«La pitiusa es una cabra más grande, dócil, que da mucha leche y está aclimatada a altas temperaturas y la humedad», apunta Joan Gaià, quien vio en esa especie en peligro una posibilidad de crecimiento y promoción de la misma en un entorno próximo al suyo tradicional. «Más que la leche, interesa la línea genética, la conservación de la especie», destacando que el mérito de que haya podido llegar al presente «es de quienes la han conservado durante todos estos años», siendo el objetivo perseguido en Es Collet «demostrar que son productivas».
Va camino de la treintena de ejemplares y han empezado a llegar nuevos inquilinos a la quesería del Llevant, donde han nacido pequeños ejemplares que son la base del futuro de esta iniciativa. «En cinco o seis años podremos ver si hay más lecheras o no», añade Joan, quien señala y denuncia como un problema grave «los perros desatendidos en casas de Fora Vila. Esos perros aburridos son peligrosos...».
Tiene claro que, a corto y medio plazo, la producción de queso no resulta fácil por la cantidad de litros de leche que se necesitan, pero es optimista y contempla que «a largo plazo, son productivas», marcándose un primer plazo de cara a los meses de septiembre u octubre de 2024 para calibrar su grado de productividad.
El radio de acción de Gaià y su pequeña quesería se centra hasta ahora en pequeñas degustaciones, viendo la opción de una producción masiva o la presencia en ferias como una idea lejana. «Buscamos el control genético, prioridad la línea lechera, pues como cabra de carne o consumo, no tiene sentido», apostilla el ganadero y queso de Manacor, que se ha tomado como una apuesta personal e ilusionante esta lucha por potenciar la cabra pitiusa y sus valores productivos.