Es difícil imaginar la vida entre cuatro paredes, no saber si es de día o de noche, y mucho menos si es lunes o sábado, estar rodeado de cables o sin casi contacto con la familia y amigos. Sin embargo, ésta es la dura realidad de los pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos. Una situación hostil a la que hay que añadir que «estás allí porque hoy un riesgo para tu vida», como explica la médico intensivista del Hospital de Manacor, Fernanda Villanueva.
Para hacer más ameno este proceso y con la intención de humanizar el servicio, nació hace algunos años en Madrid la idea de intentar hacer más agradable la estancia hospitalaria e integrar el concepto de humanización en el proceso de cura del paciente. El Hospital de Manacor hace tiempo que trabaja en proyectos en este sentido y uno de ellos son los paseos que curan el alma. Una iniciativa del equipo al completo de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Manacor (médicos, enfermeros, auxiliares, celadores...) en el que pacientes del servicio con un ingreso prolongado y con un motivo clínico estabilizado salen al exterior para respirar aire fresco y como ya indica el nombre del programa, curar también su alma. «Cuando salen les cambia por completo la cara y la actitud. Les impulsa a seguir luchando», matiza la doctora Villanueva, una de las responsables del proyecto.
Un proceso complejo
Este proceso que parece simple «es bastante complejo puesto que implica no solo salir sino hacerlo con todas las garantías médicas», matiza la doctora. «Esta necesidad ha estado siempre, pero no fue hasta la llegada del concepto de humanización que se empezó a aplicar en los hospitales. En el de Manacor se implementa en todas los niveles». Este proyecto empezó en el 2019, «pero por la pandemia todo se paralizó», explican. Pero el año pasado se retomó la idea y este año ya se ha podido llevar a cabo. En este último mes hasta tres pacientes de la UCI se han beneficiado de estas salidas que «ha tenido muy buena acogida» no solo entre pacientes sino también entre los familias a quién se incluye en esta propuesta «las hacemos partícipes del proceso de recuperación, ya que los familiares también sufren las consecuencias psicológicas de tener un familiar en la UCI».
Cabe destacar que también ha sido este mes la primera vez que dos pacientes han podido compartir la experiencia y han paseado juntos antes de su alta hospitalaria. Un respiro necesario y que repercute positivamente en la salud física y emocional de los pacientes.