Los murers recorrieron a pie los tres kilómetros que separan la iglesia de Muro de las cases de Son Jeroni para celebrar una romería que, pese a no ser tan popular y multitudinaria como la de la ermita de Sant Vicenç, han seguido celebrando durante 25 años.
La cofradía de la Verge de l'Esperança llevó a hombros la talla de esta virgen hasta la possessió, donde cocinaron unas paellas y celebraron una comida de hermandad. La cofradía, a la que pertenece el propio alcalde, Miquel Porquer, fue fundada hace 30 años, mientras que el pancaritat ayer cumplió su 25 aniversario.
Se trata de una iniciativa lúdica y religiosa, pero también solidaria, pues se recogen alimentos para Cáritas Diocesana de Muro.