La masificación de la carretera del Puig Major, acompañada de acampada ilegal, conducción temeraria y vandalismo, que el sábado vivieron los vecinos y propietarios de la carretera de la Serra de Tramuntana (MA-10) con motivo de la subida al Puig Major han colmado el vaso de la paciencia de los afectados. Tanto es así que, después de cuatro años de negociaciones con todas las administraciones para que esta vía de montaña deje de ser un circuito de carreras ilegales y legales, la plataforma autodenominada Indignats MA-10 anunció este domingo que «hemos decidido abandonar la vía diplomática con las administraciones dado el fracaso integral de estos cuatro años y pasaremos a las movilizaciones, que comenzarán esta misma semana».
Desde el colectivo de afectados no se ha querido adelantar ni el día ni el tipo de protesta que van a llevar a cabo y han asegurado que «lo anunciarán el mismo día», sin querer dar más detalles sobre ello.
Malestar
Las quejas de los vecinos se habían centrado hasta ahora en la celebración de subidas ilegales o excesos en la carretera, especialmente en horas nocturnas y durante los fines de semana, unos comportamientos que se han visto muy incrementados por la gratuidad del túnel de Sóller.
Sin embargo, en esta edición de la Pujada al Puig Major los efectos colaterales a la prueba deportiva han sido tan molestos que la plataforma ya considera que no pueden desvincularse de la organización del evento. Además, este año se habían reunido con los organizadores y, según afirman, estos se habían comprometido a velar por la seguridad de las propiedades tomando medidas para evitar las acampadas y concentraciones nocturnas de aficionados. Calculan que entre el viernes y el sábado acamparon un millar de personas.