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La gran batalla de Sa Vermada

Quinientas personas participan en esta popular neofiesta para acabar embadurnados de barro y mosto, en una jornada donde el sol no dio tregua

Momento de la batalla celebrada en Binissalem. | Francisco Ubilla

| Binissalem |

Bajo un sol de treinta grados, centenares de binissalamers se ‘pelearon' este sábado en la Gran Batalla del Raïm, un acto que, junto con el pregón, dan el pistoletazo de salida a Sa Vermada. Eran más de quinientos los sobretodo niños y jóvenes que se metieron de lleno en el solar anexo al polideportivo para lanzarse puñados y puñados de uvas y acabar embadurnados de barro y mosto. Algunos con gafas de bucear para que no se les empaparan los ojos, otros también con gorros de natación, mientras que la mayoría, iban ‘a pelo' sin ningún tipo de protección frente las uvas. Eso sí, entre los más pequeños no solo hubo risas, también llantos. «No quiero que me tiren uvas mamá», lamentaba un pequeño nada más entrar ‘en combate' a la vez que una niña le decía a su padre que «me quiero ir». La mayoría, en cambio, disfrutaban al máximo de la neofiesta que cada año congrega a más adeptos.

Este año se han logrado reunir más de 17 toneladas de ‘munición' entre la uva prensada que descartan las bodegas y la entera que dan los payeses «cuando ya no es apta para el consumo o es de calidades bajas y no se puede comercializar», explicó uno de los miembros de la asociación Joves des Trui que organiza el evento, Paco Pol. Son más de tres toneladas más que el año pasado, cuando se retomó este evento después de dos años de parada por la pandemia. «La cantidad de uva depende cada año de la época en que se verma y de la suerte o desgracia de que los payeses tengan más o menos uva en mal estado», añade Pol.

Como cada año, el lanzamiento de un cohete marcó el inició de la batalla festiva, momento en el quelos participantes corrieron hacia los tres montones de uva. Dos de ellos, para los adultos y uno para los más pequeños. «El año que viene tenemos que venir con las niñas», dijeron entre risas una pareja de binissalamers cuando salían de la batalla. Mientras, miles de personas lo presenciaban el espectáculo desde fuera y sin entrar en ‘combate'. Eso sí, algunos de los espectadores se llevó también alguna salpicadura de mosto.

Una hora antes de que empezara la ‘guerra', los vecinos fueron a la plaça de l'Església donde Xamo Xamo Teatre hizo el pregón con el que sacó pecho de la identidad binissalamera. Los oyentes en masa se dirigieron hacia la batalla y cuando esta finalizó, sobre las 13.30 horas, caminaron otra vez todos juntos hasta la plaça para degustar los fideus de vermar.

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