En el Valle de Sóller, caracterizado por el minifundismo y sin fincas de enorme extensión, los casales señoriales y las pequeñas possesions de montaña, con grandes casas, son las que alcanzan últimamente los precios más elevados. Durante la última década se han vendido algunos de estos inmuebles de los municipios de Sóller, Fornalutx y Deià y las pocas ofertas de este tipo que todavía tienen las agencias inmobiliarias en estos pueblos acabarán en manos extranjeras, según algunos expertos consultados. Escandinavos, británicos y alemanes son actualmente los más interesados en adquirir estas casas de possessió o inmuebles llamados posades situados en el interior de los núcleos de población y que suelen tener de media una superficie construida de unos 1.500 metros cuadrados o incluso más.
Un buen ejemplo de una de estas ofertas es el casal de Cas Don, situado en Biniaraix y que data del siglo XVII, que después de pasar por diversas manos está a la venta por 5,5 millones de euros. Según Borja López, de la agencia inmobiliaria Sóller Studio, «probablemente la inversión necesaria también asciende a una cantidad similar». En Fornalutx se ha puesto a la venta sa Casa d'Amunt, aunque en este caso el precio es de 3,5 millones de euros, pero hay algunas otras propiedades de la zona cuyo precio ronda los 5 millones. El año pasado se vendieron en el valle otras antiguas propiedades de montaña, en este caso fincas destinadas tradicionalmente al olivar, como son Can Jeroni Gros o Can Bernadet.
Según Borja López, «las familias propietarias intentan conservar las propiedades mientras pueden, pero normalmente se deciden cuando los gastos de mantenimiento y explotación se hacen demasiado elevados». Recuerda que la posibilidad de poder dedicar estas propiedades a turismo «suponían una alternativa para mantenerlas». En cuanto a los elevados precios, considera que «es la ley de la oferta y la demanda y es el mercado el que fija el precio».
El apunte
Las familias los venden cuando hay necesidad o varios herederos
Las familias de la zona, mientras pueden, intentan conservar las antiguas propiedades. Según los expertos, normalmente las venden solo cuando necesitan recursos o porque son muchos herederos y hay que repartir los bienes. Las ventas no suelen ser especulativas.