La guerra de Ucrania y la inflación de precios posterior han afectado de lleno el sector ganadero que, en el caso de Mallorca, está en crisis desde hace años. Tienen claro que su trabajo es sobretodo vocacional, pero aseguran que la situación en el último año les ha dejado «al límite». No en vano, los costes de producción en el sector agrícola y ganadero han incrementado en un 40,16 % de media en este último año.
Así se desprende de las encuestas de indicadores y precios percibidos por los agricultores y los indicadores de precios pagados a estos. «Los costes de producción han subido un 40,16 % mientras que para los payeses ha repercutido en un 23,4 % en sus productos», explica el director general de Agricultura, Fernando Fernández, que a su vez recuerda que pese al gran incremento de los costes de producción que casi doblan los de hace un año ello no ha trascendido en exceso al consumidor final que ha pagado un 10 % más. La diferencia pues es de más de un 30 por cien.
Los incrementos varían según el tipo de insumos. Por ejemplo, mientras que las semillas forrajeras han incrementado un 3 % o los gastos veterinarios solo son un 1,78 % mayores, los fertilizantes han subido un 120 % o el precio de los forrajes es un 65 % mayor. También los piensos han experimentado un incremento del precio del 45 %.
Todo ello hace que los ganaderos batallen a diario para poder hacer que sus explotaciones sean rentables. Es el caso de Toni Mestre, que tiene una finca en Ariany que cuenta con 52 cerdas de cría y unas 750 ovejas. «En mi caso me ha afectado directamente en los cerdos ya que la subida de los piensos es muy importante». Pese a ello, reconoce que este año, desde la campaña de Navidad, el precio de la porcella está al alza y «si se mantuvieran, podríamos equiparar con los gastos».
«El problema –añade– no es que el 2023 sea un año crítico, el problema radica en que venimos arrastrando pérdidas de años anteriores como las subidas energéticas o de gasoil». Para este ganadero, ante la realidad actual, hay que rentabilizar las fincas y para ello es preciso tener un estudio de costes muy claro. «En mi caso participé en el plan que puso en marcha la Conselleria para asesorar sobre la gestión de la explotación y vimos que perdía 2 euros anuales por oveja. ¡Y yo pensaba que lo estaba haciendo bien!», explica.
Apoyo del consumidor
Mestre reconoce que las campañas de apoyo al producto local por parte de las administraciones «no nos salvará» pero al menos «evitará que engañen al consumidor». «Si todos los restaurantes que anuncian en su carta ‘porcelleta mallorquina' fueran en realidad criadas aquí, no habría suficientes cerdos para abastecerlos», sentencia contundente.
Son unas afirmaciones que también corrobora Jaume Burguera que, junto a su hermano, tiene 75 vacas frisonas en Campos. Su leche la transforman en queso que lleva el apellido de la familia. Burguera asegura que en su caso –como ganadero de vacas– el incremento del gasoil y del grano ha sido lo que más les ha afectado.
Por suerte cultivan forrajes para sus animales, lo que supone no tener que importar desde la Península tanta comida para las vacas. El productor recuerda que «en 2020 pagué el gasoil agrícola a 0,45 céntimos, pero en abril de 2023 estaba a 1,04, y lo hemos llegado a pagar 1,40», explica. Admite que dentro de la ganadería, el sector lácteo ha sufrido mucho y prueba de ello es que solo queden en Mallorca 15 vaquerías activas. «Aquí no podemos el precio nosotros, nos lo ponen los otros», lamenta.
Precios
Al igual que Jaume Burguera, Toni Seguí también tiene un negocio familiar. En su caso particular trabaja junto a su hermana en la explotación ganadera de Son Jover, en el municipio de Inca. Allí cuentan con unas 500 ovejas y cabras. Seguí y su hermana se dedican a la producción de quesos que luego distribuyen de forma directa.
Al igual que los hermanos Burguera, los Seguí han tenido que incrementar ligeramente el precio de sus productos ante los elevados costes de producción. Seguí lo ejemplifica dando cifras concretas: «La factura de la electricidad para las bombas de agua de la monyidora han pasado de 200 a 600 euros. Mientras que el precio de los adobes ha pasado de 250 a 1.000 euros. Ha subido todo. Hay días en que piensas que es mejor dejarlo», reconoce.
Precisamente, esta volatilidad de los precios es uno punto destacado por el director de Agricultura. Fernández asegura que a ello hay que añadir «cierta especulación por parte de los fabricantes de piensos» que no deberían de darse tras el acuerdo europeo de la salida de cereal de Ucrania y que, en mayor media, se han beneficiado los estados europeos.
El apunte
¿Cuántas hectáreas son necesarias para no importar comida para el ganado?
Según los datos aportados por la Conselleria d’Agricultura, para poder abastecer toda la cabaña ganadera de Balears (incluida la equina y aviar) sería preciso tener sembradas 94.000 hectáreas de pastos, 20.000 hectáreas de forrajes y 65.500 de leguminosas y cereales. El director general de Agricultura, Fernando Fernández, apunta que en la actualidad «sí que tenemos pastos y forrajes suficientes (siempre en condiciones climáticas no adversas) pero falta cereal y leguminosas con plantaciones en descenso». Ante esta situación y para evitar la importación de comida para el ganado, la PAC señala que quien cultive leguminosas para ganado recibirá una ayuda extra siempre que la producción la venda al ganadero. Este puede ser de un 24 % más.