La Plataforma contra el Megaparc Fotovoltaic de Selva i Inca pide que se retire el interés estratégico del proyecto fotovoltaico que se ha previsto en los terrenos de Son Fuster y ayer se concentraron ante el Consolat de Mar justo cuando se celebraba el Consell de Govern, órgano que concedió este permiso a mediados del pasado mes de enero.
Representantes de los vecinos, afectados y del GOB, entre otras entidades, lamentaron ayer que el proyecto siga adelante y recordaron que han recogido más de 1.000 firmas en contra de esta instalación, que ya han presentado ante el Ajuntament de Selva, la Conselleria de Transició Energètica y la Conselleria de Medi Ambient del Govern de les Illes Balears.
El proyecto fotovoltaico Fenix Energy prevé la colocación de unas 70.000 placas en una superficie de 52 hectáreas, lo que es la misma superficie que ocupan seis campos de fútbol juntos. Además, los afectados denuncian que desaparecerán unos 3.000 árboles de estos terrenos y que la instalación supondrá la expulsión de los payeses de la zona.
El portavoz de la Plataforma contra el Megaparc Fotovoltaic de Selva i Inca, Jordi Vicens, recordó ayer que «no tenemos nada en contra de las energías renovables, pero creemos que se deben implantar de una manera ordenada». En el caso de la zona de Son Fuster y una vez que el parque esté montado, Vicens aseguró que «desde el Puig de Santa Magdalena se verá un océano de placas». Por su parte, el payés Pedro Fiol, aseguró que «si el proyecto sigue adelante con las condiciones actuales, de las 250 ovejas que tengo, al menos 150 se irán al matadero» y añadió que «quieren destruir el campo y a los payeses».
Desde la plataforma argumentan que el suelo fértil en Mallorca es un recurso escaso que se debe preservar y poner en valor para priorizar el uso agrario y ganadero, una actividad básica para diversificar la economía de la Isla. Además, los contrarios a esta instalación añaden que «el suelo rústico tiene un valor ecológico incalculable» y manifiestan que «la instalación de los parques fotovoltaicos provocarán una transformación del paisaje de algunas zonas de alto valor ambiental y pasisagístico».
Desde la plataforma, además, indican que «la transición energética que necesitamos debe ser justa y democrática, por lo que la producción debe ser cercana a los puntos de consumo y favorecer al máximo las cooperativas energéticas de autoconsumo, en lugar de favorecer la concentración de la producción en manos de fondos de inversión y multinacionales». Por estas razones, la plataforma insta a la reconsideración del proyecto y recuerda que el Ajuntament de Selva también se ha manifestado en contra de la instalación y ha presentado un requerimiento ante el Govern.