Antoni Pons Puig (Sóller, 1943) es el presidente del grupo empresarial El Gas, de Sóller, una compañía fundada hace más de 100 años que en la última década ha iniciado una expansión para dejar de ser una pequeña empresa local y abrirse nuevos caminos en el difícil mercado de la energía y las telecomunicaciones. Pons ocupó el cargo a finales de 2022, en plena escalada de precios.
¿El Gas es una empresa pequeña entre gigantes, que supone cuando se inicia un proceso de expansión?
—Tenemos 50 empleados, pero creo que ya no somos una empresa local. Nos hemos expandido en comercialización y distribución, y nos hemos diversificado con éxito hacia el sector de las telecomunicaciones. Nuestro próximo reto es la producción de energía y el autoabastecimiento y en ello estamos.
¿Con qué estructura empresarial cuenta El Gas?
—Disponemos de una empresa comercializadora (Eléctrica Sollerense) que funciona bajo la marca U-Energia. La distribución la hace Vall de Sóller Energia y también tenemos una empresa de telefonía, fibra e internet y una empresa instaladora. En estos momentos estamos creando o participando en empresas de producción de energía fotovoltaica, con siete proyectos en marcha o en fase de creación, sobre todo en Mallorca, también en otras islas y en la Península.
¿Apuestan por las renovables?
—Totalmente. Estas iniciativas ya suponen la puesta en funcionamiento de 25.500 paneles solares, lo que ya nos proporciona unos 20 megavatios, que es el 50 % de la energía necesaria para dar servicio a nuestros clientes. Podríamos llegar al 100 %, pero es algo que aún estamos valorando, ya que no queremos cerrar puertas a otras fuentes que puedan aparecer.
¿La subida de precios les hizo perder muchos clientes?
—Los perdimos, pero estamos seguros de que volverán. La gente se deja llevar por las ofertas, pero los precios se revisan con el tiempo. En la isla, El Gas puede ofrecer unos servicios de proximidad que ninguno de los grandes puede dar.
¿Está en buen estado la red eléctrica de Sóller?
—Sí, porque se dedica mucho esfuerzo al mantenimiento y modernización. Casi no tenemos apagones y cuando los hay el sistema está preparado para rearmarse automáticamente en segundos. El problema es que muchos tendidos deberían ser subterráneos, para más seguridad y eficiencia, pero hay muchas trabas. Tenemos un expediente iniciado en 2019 para enterrar dos kilómetros de tendido y no hay manera por las pegas que nos ponen las administraciones en vez de facilitarlo.
¿Que ha supuesto para El Gas la compra de acciones por parte del Tren de Sóller?
—Ha adquirido en 7 % de las acciones, lo que supone un apoyo en un momento delicado. No hay que olvidar que el Tren de Sóller y El Gas son dos empresas centenarias, con una tradición familiar muy importante, ya que algunos consejeros están en las dos compañías.