Estudió psicología, tiene un máster sobre violencia doméstica y ha hecho un programa sobre igualdad de oportunidades. Con este currículum, Laura Socies (Palma, 1981) es la técnica del área de Igualtat del Ajuntament de Manacor, donde empezó a trabajar en el año 2020 en el área de Servicios Sociales.
¿Qué iniciativas se llevan a cabo desde el área de Igualtat municipal?
—Hemos impulsado el plan de igualdad del Ajuntament. Es un trabajo interno que tiene mucho que ver con la estructura municipal. Con este plan queremos incentivar la igualdad, la paridad en los grupos de trabajo, hacer inciso en el lenguaje... Todas las áreas de gestión (deportes, cultura, educación...) deben tener esta perspectiva. También se ha creado la comisión de igualdad, que es el instrumento que regula el nuevo reglamento municipal. También estamos en el consejo municipal de igualdad en el que participan entidades y asociaciones del municipio que hacen sus aportaciones en materia de igualdad.
¿Aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir la igualdad?
—Sí. Ahora se ha polarizado mucho el discurso. Hay gente que tiene mucha conciencia sobre el tema, pero aún queda un sector de la sociedad que tiene un discurso anti igualdad y, por lo tanto, anti feminista, porque una cosa va con la otra.
¿Falta educación en este sentido?
—Falta sensibilización y conciencia y, sobre todo, falta que los hombres den un paso al frente hacia la igualdad y sean conscientes del privilegio que tienen porque, hoy en día, el gran peso de las tareas domésticas aún recae sobre las mujeres.
Recientemente, han dado a conocer los datos sobre prostitución en Manacor. ¿Cuáles son los próximos pasos?
—Ahora estamos en el proceso de valorar la información para sacar conclusiones y marcar los pasos a seguir. El objetivo es desincentivar el consumo de prostitución y tenemos que trabajar en el perfil de hombre joven, local y con recursos humanos, porque fue el que salió como consumidor de prostitución en Manacor. También trabajaremos en mejorar la situación de las mujeres que ejercen la prostitución, facilitando su empadronamiento y revisando las ordenanzas municipales para que puedan acceder a los Servicios Sociales, por ejemplo. Ahora nos centraremos en las vías de intervención.
También se impulsó el ciclo Manacor Dissidents, centrado en el colectivo LGTBI. ¿Aún son necesarias estas iniciativas hoy en día?
—Sí, absolutamente. En Manacor había acciones puntuales dirigidas al colectivo pero apostamos por hacer algo dirigido a la población en general para sensibilizar a la población. En junio se celebraron mesas redondas, hubo teatro y se inauguró el mural de la fachada del instituto de Porto Cristo para dar visibilidad.
¿Es un colectivo que aún está estigmatizado?
—En cierta manera sí. Una muestra de ello es que queríamos que en la mesa redonda participara gente de Manacor que contara su historia y fue muy complicado. Esto es una señal que aún existe un problema.
¿Una vía para conseguir la igualdad en todos los sentidos es a través de la educación?
—Sin duda, pero no es suficiente. La nueva ley del Sí es sí ayuda a impregnar de igualdad los libros y que las asignaturas tengan una mirada de género, porque este tema no puede quedar relegado a solo una asignatura. Desde Igualtat trabajamos con pequeños y jóvenes celebrando talleres, pero este trabajo debería ir en sincronía con lo que reciben desde otros canales como la publicidad o la familia.
¿Esta es la razón de la campaña ‘I tu, a què jugues', que fomenta el juego sin género y el uso de juguetes no sexistas?
—Sí. Hoy en día aún hay una separación por sexos muy marcada en los juguetes. Los diseños de los productos diferencian los juguetes, aunque no es necesario que un mismo juguete para niños y para niñas se haga de dos colores diferentes. Además, en cuanto más crece el niño más se diferencian los sectores y por este motivo es importante que desde las familias se entrene una mirada crítica para que los niños puedan escoger en base a sus intereses.
También se lleva a cabo la campaña ‘No i punt'. ¿Qué balance hace?
—Muy bueno, porque se monta una mesa donde los jóvenes tienen la opción de acceder a la información para saber cómo actuar en caso de una agresión sexual. Además, la ley del Sí es sí obliga a los ayuntamientos a trabajar en este tema.