El Consell de Mallorca planea iniciar la descontaminación de la vieja central de Alcanada en Alcúdia a principios de 2023. Así lo explica el conseller de Presidència, Javier de Juan, después de conocer la última tasación pública que rebaja casi en 20 millones de euros el coste del saneamiento del complejo que está cargado de amianto, entre otros materiales contaminantes. Endesa vendió al fondo inversor internacional Ginkgo la factoría antes del verano por un «precio simbólico» de 300.000 euros, teniendo en cuenta la carga que obliga a la propiedad a descontaminar. Ginkgo estimó inicialmente en 19 millones de euros el coste de la descontaminación. Posteriormente elevó la cifra a 24 millones por la inflación. Según la tasación pública costará entre 4,4 y 5,38 millones de euros.
Javier de Juan confirma ahora que el Consell aspira a recibir 4,5 millones de euros de los Fondos de Transición Justa con los que se compensa a las comarcas de toda España afectadas por el cierre de centrales térmicas. «El importe cuadra con la tasación con lo que queremos habilitar una partida para sacar a licitación el proyecto de descontaminación a principios de 2023», dice. Antes de dar ese paso el Consell deberá haber escriturado a su nombre la vieja central sobre la que ejerce el derecho de tanteo, porque está en proceso de convertirse en Bien de Interés Cultural (BIC). El Consell espera escriturar la factoría antes de que acabe el año y no contempla que Ginkgo recurra el acuerdo. «Trabajamos estrechamente con Endesa y creemos que no habrá problemas. Desde el momento que el Consell ejerció el derecho de tanteo el acuerdo de compraventa entre Endesa y el fondo inversor quedó en suspenso», añade de Juan.
El conseller de Presidència confirma la intención de convertir la central de Alcanada en un espacio museístico, pero también en un motor económico ligado a la economía verde y la transición energética en la línea del proyecto Alcúdia Tech Mar que impulsa el Ajuntament d'Alcúdia.
Para el Consell es «muy importante» que la reconversión de la central no vuelva a quedar en un cajón como ocurrió con la crisis de 2008 cuando se aparcó el proyecto público para transformarla en el Museo de las Artes y las Ciencias de Mallorca. «Tenemos una oportunidad estratégica de resolver un problema que hace años que se debía haber abordado», dice de Juan.