El famoso grito de Joan Mas que insta a los pollencins a defenderse de la invasión de las tropas turcas este año se vivió con más fuerza que nunca. No en vano, los dos años de parón obligado por la pandemia provocaron que las ganas de ‘batalla' fueran intensas. Así, cuando pasaban cuatro minutos de las siete de la tarde, Salvador Esquinas, que encarnó el papel de Joan Mas, se encontró cara a cara con el jefe de los corsarios, el temido Dragut, interpretado por Josep Vives, en un primer encontronazo muy teatralizado. Dos minutos después, el líder cristiano alzó su voz para convocar a sus conciudadanos a la contienda: «Mare de Déu dels Àngels, assistiu-mos!Pollencins, alçau-vos. Els pirates són aquí!
Era el pistoletazo de salida a un Simulacro entusiasta, tanto por la pasión con la que cada año la viven los pollencins, como también por el hecho de poder celebrar el día de su Patrona con total normalidad. A la fiesta no faltó tampoco el batallón de mujeres que desde las seis y media de la tarde se preparaban en la calle de Sant Jordi.
El sonido del Via Fora de las campanas de la parroquia marcaron el inicio de la incursión corsaria, aunque el momento más esperado para muchos –sobre todo para los visitantes foráneos– es cuando Joan Mas y el temido Dragut se ven las caras por primera vez en la plaza de la Almoina ante unas tropas de sarracenos con ansias de batalla y unos cristianos con fuerza para defender a su pueblo. Tras el primer encuentro en combate y un pequeño retroceso del bando turco en la calle Major, la celebración se vivió con total normalidad según los cánones establecidos que marca la tradición, aunque bajo un calor muy intenso que superaba los 30 grados. Las batallas se fueron sucediendo hasta llegar a Can Nogués cuando el Ajuntament Vella se unió a la contienda de cristianos que, poco a poco, iban cogiendo fuerza.
Participación femenina
Las mujeres volvieron este martes por la tarde a jugar un papel fundamental en el Simulacro. Después de que en 2019 –última vez que se celebró el simulacro– el colectivo feminista La Mala Pècora impulsara el retorno de las mujeres y diera un papel determinante en la batalla, ayer un nutrido grupo de mujeres armadas con filoses (husos para hilar) y falçons (cuchillos en forma de hoz), así como un pañuelo de bolic en la cabeza como distintivo, entraron en combate desde la calle de Sant Jordi. La expectación en ese punto era máxima. Cabe recordar que en los inicios del simulacro, en 1858, las mujeres tenían un papel activo y eran determinantes para lograr la victoria cerca del oratorio de Sant Jordi. Tras la desaparición de las mujeres como actor de la fiesta, este año se normaliza su presencia como debería haber sido siempre.
Así también lo reconoció el alcalde de Pollença, Tomeu Cifre, ante las cámaras de IB3. Cifre, vestido de moro, recalcó que en siglo XXI es más que necesario normalizar el papel de las mujeres en el Simulacro. Las batallas entre los dos bandos se fueron sucediendo por más de dos horas entre un ambiente festivo y en el cual no destacaron incidentes.
La resistencia de las tropas moras fue importante ante el empuje de los cristianos que defendían sus tierras ante la amenaza de saqueo. No fue hasta llegar a Ca n'Escarrintxo cuando Joan Mas consiguió hacerse con la bandera del bando corsario, venciendo así a Dragut. Tras la victoria cristiana, la comitiva liderada por Salvador Esquinas se acercaron a la iglesia parroquial para el Tedèum. Fue el punto final a una batalla que de cada año cuenta con más adeptos y que los pollencins la viven con gran intensidad. Al cierre de esta edición, estaba previsto que al finalizar el Tedèum la banda de música de la localidad interpretara de nuevo la Alborada y el Visca Pollença en la plaza Major.
Cossiers
Pese a que el simulacro de Moros i Cristians es el acto más concurrido y reconocido, la interpretación de la Alborada a las cinco de la mañana dio el pistoletazo de salida del día festivo de la Patrona. Tampoco faltó el baile de los Cossiers en la plaza Major. Antes habían danzado dentro de la iglesia durante el Ofici Major. Este año Aina Cladera actuó como dama y destacó su emoción por interpretar las tradicionales danzas junto a su padre como Cossier. Al acto de la mañana no faltó una amplia representación política, encabezada por el alcalde de la localidad, Tomeu Cifre, que acompañó a la presidenta del Govern, Francina Armengol, y a la presidenta del Consell, Catalina Cladera.