El camino hacia las elecciones en Calvià promete venir nuevamente repleto de piedras para unas formaciones que siguen, cuatro años después, enmarañadas en conflictos más personales que ideológicos pero que amenazan con impedir, otra vez, grandes acuerdos programáticos.
A estas alturas, con el verano previo a la cita electoral ya consumiéndose, los recelos siguen a la orden del día entre Podemos y Esquerra Unida, cuyo responsable en Calvià es lo más parecido a una persona non grata en la formación morada. Los desencuentros en la pasada legislatura, que han seguido durante estos años con voraces críticas de Alfonso Rodríguez Sánchez a la gestión del podemita Félix Alonso como director general de Consum del Govern, hacen muy difícil encontrar consenso antes incluso de sentarse a repartir los puestos en las listas, aspecto en el que –ya se sabe– tampoco hay posibilidad de acuerdo.
Més sí apuesta por la coalición a tres bandas, aunque Podemos debe todavía definir quién relevará a Marga Plomer al frente de los morados tras una legislatura de «escasa sintonía» entre los dos regidores que han formado el grupo municipal de Podem–Més.