Mascarillas por candados. Es el nuevo recuerdo de moda. Una nueva moda insalubre que prolifera en la zona de Formentor, en especial en el faro. Se cuentan por decenas y parece que los visitantes a este paraje de Mallorca, turistas y residentes, no parecen darse cuenta del problema sanitario y ecológico que generan este tipo de mascarillas.
Diferentes usuarios de redes sociales han difundido imágenes de las mascarillas colgadas en las alambradas del enclave y han denunciado la falta de higiene que ello supone. Al final del día, esta
protección de un solo uso se convierte en un residuo molesto que hay que tirar a la basura, en el mejor de los casos, porque quién no se ha encontrado ya más de una y de dos mascarillas quirúrgicas ‘olvidadas' en el suelo.
Pongamos ahora el ejemplo de Mallorca: unos 900.000 residentes, y no estamos contando a la población flotante. Digamos que, con suerte, ‘solo' la mitad de la población usa mascarillas desechables, a una media de dos al día –recordemos que dejan de ser efectivas a partir de las seis horas–. ¿Cuántas mascarillas generamos en un solo mes? 27 millones de mascarillas solo en esta Isla. Si al menos el 1 por ciento de éstas no se eliminan adecuadamente... la cifra es demoledora. ¿Hacia dónde se dirigen enclaves como Formentor?