Algunas variedades de almendro y de viña son más resistentes a la Xylella fastidiosa, la plaga que está acabando con los almendros en Mallorca y que amenaza a viñedos y olivares. Ayer, los científicos encargados del proyecto ‘Investigación sobre el diseño e implementación de estrategias de control frente a la Xylella fastidiosa' presentaron las principales conclusiones a las que han llegado tras este estudio financiado con el Impuesto de Turismo Sostenible con 1,3 millones de euros. La presentación tuvo lugar en el Centre Bit Raiguer de Inca, con la asistencia de la consellera de Agricultura, Mae de la Concha, y una amplia representación del sector agrario.
Este proyecto de investigación aborda seis frentes. Así, el estudio sobre la resistencia, tolerancia y susceptibilidad varietal a los cultivos del almendro, la viña y el olivo, realizado por la UIB, arroja que las variedades de viña más resistentes son las comerciales. Entre las menos afectadas están la tinta Mantonegro y la blanca Chardonnay, mientras que la autóctona Giró Ros es la menos resistente. En cuanto al almendro, la más resistentes ha resultado la variedad Vairo, y las más afectadas, la Corona y la Alzina. Las condiciones de manejo del cultivo, especialmente las hídricas y de fertilización, son determinantes.
Otro campo de investigación ha sido la vegetación silvestre de Balears, también a cargo de la UIB. Se han detectado 18 especies silvestres sensibles a la Xylella, diez de las cuales no se sabía hasta la fecha. Corresponden a arbustos de garriga, como estepa blanca, lavanda, laladierno, romero, aján, aliaga o la gatosa de Eivissa. También el acebuche (ullastre) y el fresno, y no se ha detectado en encinas. En Menorca, hay una afectación preocupante de la manzanilla de Maó y Formentera es la única isla balear libre de plaga.
Otras líneas de investigación han averiguado qué insectos actúan como vectores de transmisión entre plantas huéspedes, y el 92 por ciento corresponde al Philaenus spumarius, una especie de cigarra. El escenario que dibujan los investigadores no prevé la erradicación de esta perniciosa plaga. En los próximos años, la agricultura de Balears se tendrá que resignar a convivir con la bacteria y desde este conocimiento fruto del estudio, se podrá intervenir para minimizar su impacto en la agricultura y, en menor medida, en el medio forestal.