El Instituto Geográfico Nacional ha constatado dos terremotos de magnitud 2,2 y 2,5, en Deià y Bunyola respectivamente, en la jornada de este martes. A pesar de los ocurrido la pasada tarde noche, Baleares no es una zona con gran actividad sísmica y el riesgo de producirse este tipo de fenómenos es bajo-moderado. Según los expertos, Mallorca y Menorca son las islas más vulnerables a sufrir este tipo de temblores. Concretamente, Campos, sa Pobla, Palma, Inca, Costitx y Sencelles, debido a que se encuentran sobre pequeñas fallas activas.
Los expertos apuntan que para hablar de riesgo de terremotos es preciso abordar tres variables, como son la peligrosidad (la energía y magnitud del fenómeno), la vulnerabilidad (condiciones de los bienes o edificios que se ven afectados) y la exposición (cantidad de personas o bienes que pueden resultar afectados en función de las características socioeconómicas del lugar). A pesar de que Mallorca es la zona con mayor riesgo sísmico del archipiélago, existen dificultades de predecir con exactitud cuándo podría producirse un terremoto, aunque la mayoría de estudios señalan que cada 400 años.
Según el Plan de Emergencias Sísmicas de Baleares (Geobal) los municipios que se asientan sobre terrenos blandos, serían los más afectados. Este tipo de terrenos son más propensos a enviar más vibraciones a los edificios, ya que las ondas sísmicas viajan a menor velocidad que por terrenos rocosos o duros. El Plan Especial de Emergencias Sísmicas de Baleares recoge unos 53 sismos de cierta relevancia que se han producido en la zona del archipiélago desde 1654 hasta el 2003, cuando se produjo un pequeño tsunami de intensidad cuatro y de magnitud 6.8, derivado del terremoto que tuvo lugar en Argelía.
Por lo general los movimientos sísmicos de menos de dos grados tan solo son registrados por los aparatos de medición; hasta 4 grados no suelen provocar daños, y entre cinco y seis pueden darse daños graves en estructuras dañadas. Más allá de estos niveles se conciben como grandes terremotos, con peligro cierto para la integridad de las personas.
Carlos González, experto sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha recordado que Baleares no suele tener mucha actividad sísmica pero que, a nivel histórico, se han registrado unos cuantos temblores «pero pequeños». Ha añadido que los dos seísmos constatados este martes se encuentran «dentro de lo normal» en Mallorca, porque hay una falla en la isla. También ha matizado que los terremotos en esta zona se suelen producir desde 5 a 10 kilómetros de profundidad, por lo que no se suelen percibir en la superficie, por contra de los registrados este martes en Deià y Bunyola, que fueron «muy superficiales» y se sitúan en el nivel 3 y 4 de intensidad, respectivamente.
El experto no ha descartado que se puedan producir réplicas después de los dos episodios registrados la víspera, aunque ha añadido que serían leves. El Instituto Geográfico Nacional ya constató un terremoto de magnitud 2,4 en el mar Mediterráneo entre Cataluña y Baleares el pasado lunes, a las 14.30 horas, a una profundidad de ocho kilómetros.
El seísmo de este martes no es un hecho aislado. En febrero de 2020 se registró un terremoto en el Pla, con epicentro en Petra y Manacor. En noviembre de 2011 ya hubo un fenómeno similar también de baja intensidad, de magnitud 2,1 en la escala de Richter, que tuvo su epicentro en la zona de sa Bastida, en el municipio de Sant Joan. En aquella ocasión, los vecinos del municipio y núcleos de los alrededores también se despertaron alarmados. En febrero de 2012, concretamente el día 8, otro terremoto sacudió de nuevo el Pla de Mallorca. En esta ocasión, el epicentro estuvo en la zona de es Pagos (también Sant Joan) y fue a 12 kilómetros de profundidad y su magnitud fue menor, de 1,8 en la escala de Richter. En ambas ocasiones, las reacciones de los vecinos fueron las mismas, alarma y susto que no provocaron ningún tipo de desperfecto.