Son Servera amaneció este martes con dos nuevas pintadas en la vía pública, en dos calles reformadas recientemente. Las pintadas recuerdan el enorme monumento franquista retirado el pasado día 21 de octubre en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. El Ajuntament, tras estos últimos hechos, ha anunciado que ha abierto una investigación para determinar la autoría de estos actos vandálicos. Hay que recordar que el pasado día 31 de octubre ya apareció la pintada de una Cruz de los Caídos, de color rojo, en la fachada del Ayuntamiento.
La noticia corrió durante el martes de boca en boca y todos los vecinos coincidían en destacar la poca conciencia ciudadana en actitudes de estas características. Las dos nuevas cruces, de color azul, se han pintado en el suelo. Una en la plaza de s'Abeurador y la otra en la calle Pere Antoni Servera en la esquina con la calle Tren. En esta ocasión se ha dejado una felicitación navideña. Así se puede leer: «Bones festes».
Las pintadas se han realizado en dos calles que se han renovado recientemente, con lo que las críticas todavía se dejaron sentir más en el sentido que perjudican la buena imagen del municipio además de suponer un gasto público. Desde el Ajuntament han condenado y denunciado estas actitudes que «no perjudican al consistorio sino a todo el municipio».
Asimismo, informaron de la abertura de una investigación para aclarar estos hechos. En las redes sociales del Ajuntament publicaron un mensaje muy claro: «El vandalismo no es bien recibido en Son Servera».
Demolición
La Cruz de los Caídos era el último gran vestigio franquista del Llevant. Fue demolido, por sorpresa, el pasado día 21 de octubre, sin preaviso por parte del Ayuntamiento y ante la expectación de los vecinos. La ley obliga a eliminar los símbolos, distinciones o menciones franquistas. Una grúa de grandes dimensiones, en unos pocos minutos, derribó la cruz y se retiraron los restos. El monumento estaba ubicado en la plaza donde se encuentra el edificio de la tercera edad. Esta demolición no fue del agrado de todos y algunos han querido plasmar su descontento con una serie de pintadas. Poco después de su derribo apareció la cruz en rojo, pintada en la fachada del edificio consistorial y ahora la calle ha sido el punto elegido.
La alcaldesa, Natalia Troya, condenó rotundamente estos hechos «que no son más que actos vandálicos de algunos incívicos que lo único que hacen es generar un gasto público innecesario y un destrozo en unas zonas recientemente reformadas». Añadió además que «no creo que reclamen nada ni que lo hagan por ideología. La gente que se dedica a hacer estas cosas es una inculta y egoísta que solo conocen el yoísmo. Si tuvieran una visión más amplia y pensaran en los ciudadanos, no harían estas cosas».
El derribo de la cruz se incluye en el proyecto global de remodelación de mejora de las infraestructuras urbanas y de embellecimiento de la tercera edad. La retirada de la cruz se ha aprovechado para hacer una mejora de los accesos a la plaza ya que se lleva a cabo la eliminación de las barreras arquitectónicas.
El apunte
Queda todavía una cruz en Artà y nombres de calles franquistas
La retirada de este gran monumento ubicado en Son Servera suposo el fin del último gran vestigio franquista del Llevant. Quedan todavía algunos pequeños símbolos o nombres de calles franquistas que se han de eliminar para cumplir con la ley de Memoria Histórica. En Artà existe un monumento y una Cruz a los Caídos junto a las murallas de Sant Salvador; la placa ya fue retirada. En el caso del monumento de Son Servera, el Ajuntament, en un determinado momento, se planteó desmontarlo por piezas para, posteriormente, encontrar un lugar para su reubicación. El cementerio era una de las opciones. Sin embargo, se descartó y tras el derribo se retiraron todos los escombros. De esta manera, este monumento pasó a la historia.