La icónica piscina de agua salada del Mar y Paz de Can Picafort pronto será historia, pese a los movimientos encontrados entre los defensores de esta instalación que una empresa privada explota sin concesión desde 1996, y los ecologistas que piden a Costas que devuelva al mar el espacio ganado antaño.
El Ajuntament de Santa Margalida ha remitido a la Demarcación de Costas el proyecto definitivo para construir una plaza en su lugar, rodeada por unas gradas a modo de anfiteatro que permitirían salvar el desnivel entre el paseo peatonal y el mar. El alcalde, Joan Monjo, defiende el proyecto que ha bautizado como Plaça Marina. «He creado una comisión especial en la que participan 15 personas del mundo vecinal y turístico de Can Picafort, y hemos consensuado este proyecto para ganar un espacio público en un lugar que hasta la fecha se usa de modo privado», apunta el alcalde.
El portavoz del PSOE, Xisco Bergas, desmiente el consenso. «Participamos en las varias reuniones en verano e hicimos algunas propuestas para mejorar el proyecto si no había forma de salvar la piscina, como integrar más el espacio en el paisaje, que no fuera una simple plaza más de hormigón, y eliminar las fuentes; luego el alcalde no nos ha vuelto a convocar, y hemos sabido por la prensa que hay un proyecto definitivo».
Medio millón de inversión
El presupuesto del proyecto ronda el medio millón de euros, una inversión que deberá costear el Ajuntament, una vez que Costas le ha otorgado la concesión de este espacio en primera línea de mar. La piscina desaparece, pero se conserva el solarium frente al mar y el chiringuito, en forma de bar desmontable de 20 m2 y una terraza de 50 m2. Además habrá juegos infantiles, árboles y unas fuentes ornamentales.