Nacido en Palma, aunque afincado en Lloret, Lluc Mir (Palma 1977) es el presidente del Gremi de Margers, constituido en 2016 para dar a conocer el oficio y luchar contra su extinción. Cinco años después la técnica de pedra en sec es Patrimonio Inmaterial de la Unesco y el Gobierno central ha aprobado la calificación profesional, paso imprescindible para la creación en el futuro de un grado de FP.
¿Cuándo y cómo nace el gremio?
— Nació a finales de 2016 y lo presentamos en febrero de 2017 para aumentar el conocimiento en torno al oficio y difundirlo, velar por las buenas prácticas y conseguir estudios oficiales.
¿Cuál es el balance cinco años después?
— Estamos bastante satisfechos de haber conseguido la calificación profesional. Es vital tener una formación reglada y homologada porque si no, no tiene validez administrativa. Varios miembros del gremio participaron en el grupo de trabajo del Ministerio para crear las unidades de competencia de la titulación. Es un orgullo decir que las unidades de competencia las ha hecho gente de Mallorca.
¿El próximo objetivo es conseguir la escuela de formación?
— Sí, el primer paso era conseguir la calificación profesional base para la creación de la futura escuela que es clave para evitar la desaparición del oficio.
Uno de los problemas de que el oficio no tenga una ‘validez administrativa' es que tienen dificultades a la hora de ser contratados para la ejecución de obra pública mediante esta técnica ancestral. ¿Correcto?
— En cierta manera sí. Falta sensibilidad e implicación de los ingenieros y arqueólogos para conseguir que se realicen estudios que avalen el uso de la técnica de pedra en sec. Es importante decir que, aunque fuera una sola vez en obra pública, el hecho de que nos dejaran reconstruir el talud del Salt de la Bella Dona nos permitió demostrar que hoy en día hay profesionales capaces de emular lo que se hacía hace siglos. En otros sitios de Europa el oficio también existía, pero Mallorca lo ha mantenido vivo.
Le oído repetir hasta la saciedad que la Serra de Tramuntana no solo es patrimonio de la Unesco por su belleza natural y etnológica sino que la propia técnica de pedra en sec tiene un segundo reconocimiento de la Unesco.
— Sí, los políticos no son conscientes del valor cultural y patrimonial que tenemos en la Serra de Tramuntana. Estamos decepcionados con el décimo aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad y nos desesperamos cada vez que vemos la enésima chapuza. Como los prefabricados de Sóller.
¿Hay espacio para el optimismo?
— Sí. Hay que lidiar y promover un mayor conocimiento. Aunque seamos críticos con la obra pública del Consell y a veces tengamos la etiqueta de gruñones, también hay que decir que el Consell mantuvo viva la escuela de margers durante 30 años y aún hoy cuenta con sus brigadas. Dicho esto, se duermen en los laureles. La escuela funcionó por última vez en 2007-2008 y las brigadas necesitarán un relevo profesional.
¿Qué ha sido del estudio que Carreteres prometió encargar a la UIB para poder utilizar la pedra en sec en la construcción de carreteras de todo el Estado?
— Faltaban dos meses para acabar la legislatura cuando Mercedes Garrido se comprometió, pero quedó en nada. Un estudio así requiere de financiación. Nos hemos reunido con ingenieros y grupos de investigación de la Universidad, pero hay 0 interés. Los profesionales de la construcción tienden a ser condescendientes con los margers. Un ejemplo es lo que pasó en el talud del Salt de la Bella Dona. Querían usar hormigón porque no se fiaban de que el talud resistiera. Falta voluntad de la Administración, de los arquitectos e ingenieros. No somos integristas de la pedra en sec. Hoy los margers dominamos el uso de piedra con mortero y argamasa. Trabajamos la piedra en todos sus aspectos. En Portocolom fuimos los primeros en decir que estaba hecho con mortero.
¿A qué cree que se debe la condescendencia de la que habla?
— Al desconocimiento, porque la piedra no se estudia, la consideran más algo folklórico que un elemento con una función estructural. Nosotros sabíamos que podíamos hacer un muro de 11 metros de altura en seco y lo demostramos.