Las naranjas de Sóller, muy conocidas y apreciadas por todos los consumidores de la isla, conseguirán el próximo año la Indicación Geográfica Protegida (IGP), una iniciativa que ha liderado la Cooperativa Agrícola Sant Bartomeu. El proceso para declarar las naranjas del valle como producto IGP ha supuesto varios años de trabajo, pero está a punto de finalizar con éxito.
En 2016 se inició el proceso contemplando únicamente la inclusión de la variedad local Canoneta lo que al final resultó un obstáculo. Finalmente se ha decidido incluir en la IGP «todas las variedades que se cultivan en el Valle de Sóller», según ha confirmado Miquel Gual, presidente de la entidad agraria. Para Gual se trata de «un paso muy importante de cara a que la naranja de Sóller y de Fornalutx se pueda diferenciar en el mercado, dando por hecho que la tan esperada IGP «será una realidad en 2022». Además de la Canoneta (conocida por sus grandes cualidades de olor, sabor y cantidad de jugo), la distinción incluirá otras razas de naranjas cultivadas en Sóller, como son la Valencia, la Navelina y la Navelate, entre otras. Según Gual, esto supondrá «una gran ventaja, ya que si la IGP se hubiera limitado a la Canoneta hubiéramos tenido dificultades para atender la demanda de naranjas de Sóller». El proceso de declaración fue lanzado a la vez que se activó un programa de renovación de los huertos de naranjos, hace un lustro por parte de la misma cooperativa. El 80 por ciento de los árboles jóvenes sembrados corresponden la variedad Canoneta, ya que se consiguieron pies garantizados a partir de germoplasma conservado en un vivero valenciano. El acuerdo entre la Cooperativa y el Instituto Valenciano de Instituciones Agrarias donde está uno de los bancos de germoplasma de cítricos más importantes del mundo, fue clave para conseguir esta replantación de naranjos de la variedad local más apreciada, ya que los cultivos que quedaban no eran fitosanitariamente viables debido a su antigüedad. Actualmente se han renovado numerosos huertos.
Hace unos años, la cooperativa detectó que algunas tiendas ofrecían «naranjas de Sóller» de forma engañosa y se llegó a interponer una denuncia por este motivo. Fue entonces cuando se acordó iniciar el proceso, aun que de forma paralela a la iniciativa de la IGP también hubo un proyecto de Fet a Sóller, principal empresa exportadora de naranjas del Valle a Europa, para conseguir la calificación de Denominación de Origen. La IGP es una distinción europea otorgada a productos alimenticios de un lugar determinado que destacan por su calidad o características.