La cementera de Lloseta podrá volver a incinerar residuos como «vidrios, plásticos y maderas que contengan sustancias peligrosas o estén contaminados». Para hacerlo requerirá la previa autorización del servicio de Residuos y Suelos Contaminados y deberá adoptar las medidas necesarias para adaptarse a nueva directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre emisiones industriales.
Así se desprende de la revisión de la autorización ambiental de la fábrica de cemento que aprobó el 21 de junio la Comissió de Medi Ambient.
La plataforma ciudadana Reviure Tofla asegura que «desde hace tres semanas» la planta a reiniciado su actividad y denuncia que Medi Ambient no haya modificado la Evaluación Ambiental para prohibir la quema de dichos contaminantes.
Cabe recordar que la fábrica reinicia su actividad dos años y medio después de anunciar el cierre de las instalaciones que se cobró 86 empleos a principios de 2019 y que derivó en un plan de reindustrialización impulsado por el propio Govern balear que se centra en la construcción de una planta de Hidrógeno Verde alimentada por dos grandes parques solares.
Una de las razones que Cemex aducía para su cierre a finales de 2018 era precisamente la pérdida de rentabilidad por las nuevas exigencias de Bruselas. Por ello Reviure Tofle pone en duda que se cumplan «con garantías» las exigencias ahora. «En 40 años la cementera ha hecho lo que ha querido y nosotros no vemos por ningún lado las nuevas exigencias medioambientales a las que se refiere la comisión», dice Margalida Rosselló, portavoz de Reviure Tofle.
Exige un «mayor control» por parte de organismos autónomos. «No puede ser que el único medidor de partículas en la zona esté en Lloseta y sea de Cemex», añade.
«Si alguien pide que se revise estamos abiertos a estudiarlo»
Antoni Alorda, presidente de la Comissió de Medi Ambient, dice que «no se autoriza la quema de nuevos residuos contaminantes que no se permitieran en el pasado. Aún así, si alguien pide que se revise la autorización estamos dispuestos a estudiarlo».