La suspensión del mercado artesanal que estaba programado para el próximo fin de semana en Sineu en sustitución de la Fira ha causado indignación en el sector de los artesanos y feriantes. Especialmente, al coincidir con la apertura de los centros comerciales y grandes superficies este domingo, y pocos días después de que se hayan visto multitudinarias convocatorias por el Día del Libro.
«Vemos cómo se esfuma una de las escasas ocasiones que hemos tenido para trabajar en los últimos catorce meses, muchos hemos tenido que pedir ayuda a los servicios sociales o abandonar por no poder pagar su seguro de autónomo o los puestos del mercado, que no todos los ayuntamientos han rebajado», apunta Salvador Martínez, presidente de la asociación de artesanos Fet a Mallorca. «Los artesanos no comprendemos que no se pueda celebrar una feria al aire libre con medidas de seguridad, mientras centros comerciales, incluso hoteles, pueden abrir con aforo limitado tratándose de interiores», añade.
Ferias vs mercados
Pep Córcoles, presidente del Sindicat la Pau, otro colectivo que organiza mercadillos de productos artesanales, respalda esta decepción. «El mercado artesanal de Sineu estaba previsto con unos pocos puestos de cuatro metros, con tres metros de separación entre ellos; la gente que acude a las ferias no encaja en un mercado semanal porque en ellos el público va a por producto fresco o de primera necesidad, pero no una joya o un juguete», apunta Córcoles, quien añade que «los artesanos lo están pasando muy mal».
Feriantes, en paro total
Dentro del colectivo más afectado por la suspensión de todas las ferias y fiestas están los feriantes de atracciones y puestos de comida y chucherías. Tano González, uno de los más veteranos de Mallorca, apunta que «los ayuntamientos tienen que recuperar las fiestas y las ferias con otro formato reducido que cumpla todas las medidas de seguridad; para las atracciones, hay que establecer unos protocolos específicos, como han hecho en Sevilla o Jerez, porque llevamos dos años sin trabajar y también tenemos hipotecas y facturas que pagar; estamos destrozados psicológicamente».