Los alcudiencs fueron este martes la nota discordante en una semana marcada por la suspensión de las tradicionales romerías a las ermitas de la Part Forana. Celebraron en pequeño comité el tradicional pancaritat de la Victòria.
Si habitualmente la obrería preparaba una paella para 200 personas ayer cada uno se llevaba la comida de casa por lo que la romería quedará en la memoria como una vuelta a los orígenes con las panades como plato único.
Se limitó el aforo a 100 personas, guardando la distancia entre no convivientes, pero sobraron más de la mitad de sillas.
Acudieron el rector Jordi Gaià, el diácono Joan Gamundí, las autoridades, los miembros de la Obreria y un par de familias.