La hermana María Escrivá Gregori de la Congregación Pureza de María de Inca cumplió este miércoles 75 años de vida religiosa, 28 de los cuales los ha pasado en el colegio y la comunidad inquera.
Entre los actos para conmemorar esta efeméride se celebró una eucaristía a las 18 horas en el mismo colegio que también se pudo seguir a través del canal de Youtube del centro. A sus 93 años, María Escrivá mantiene la alegría que la ha caracterizado durante los 75 años de vida consagrada. Nació en la Font d'En Carrós (Valencia) el 18 de noviembre de 1927 y a los 16 años entró en el postulado de Son Serra de Marina, donde inició el noviciado el 5 de marzo de 1945. Al año siguente fue destinada a Bilbao y durante la década de los año cincuenta sirvió en la comunidad de Madre Alberta de Palma y en la Casa Madre. Tras pasar otros años destinada en Madrid, el 1 de septiembre de 1993 llegó a la comunidad de Inca para realizar las funciones de portera, sacristana del colegio y la comunidad, además de encargarse de la ropería y ayudar en el comedor.
Durante esta época y hasta su jubilación recibió el cariño de los alumnos que han ido pasando por el colegio durante estos años. Ahora, ya jubilada, sigue ayudando en los cuidados de la capilla del colegio.
No pierde la sonrisa al recordar «todo lo que Dios me ha dado durante todos estos años. Ahora tengo fastidiada una rodilla, pero aún puedo seguir ayudando en algunas cosas a la comunidad», explica la hermana.
El centro religioso se ha volcado en la celebración de sus 75 años de vida religiosa y la superiora de Inca, Raquel Martínez, lamenta que «así como cuando celebró las Bodas de Oro en Inca pudo asistir la familia, en esta ocasión no será posible por la pandemia y eso nos ha puesto un poco tristes».