La que se avecina en el bloque de pisos que comprende los números 10 y 10A de la calle Joan Riera de Andratx es la ruina. La que avanza en las diferentes viviendas y espacios comunes del edificio a la espera que el constructor del mismo tenga a bien cumplir la resolución judicial que obliga a subsanar toda una serie de grave daños estructurales. Sin embargo, el responsable de la obra muestra una actitud pasiva y la comunidad de vecinos ha solicitado al juzgado de primera instancia número 15 de Palma que ordene la ejecución de la sentencia. No obstante, el Poder Judicial tampoco parece tener prisa.
Según fuentes de la comunidad de propietarios, el 8 de noviembre de 2013, en presencia de una secretaria judicial, un perito cualificado manifestó la necesidad de apuntalar el edificio desde el aparcamiento subterráneo, debido a graves fisuras en la estructura «sin garantías de integridad de la misma».
Desde entonces, el litigio ha pasado por las manos de tres jueces en el juzgado de primera instancia número 17 de Palma, hasta llegar al número 15 «con sentencia firme y ganada, pero sin resolución», señalan desde la comunidad. Pero si siete años de procedimientos judiciales agotan la paciencia de cualquiera, la indignación de los vecinos, unos 80, es ya esdrújula cuando el juez responsable del caso tiene la solicitud de ejecución de sentencia sobre su mesa desde hace un año sin que se haya pronunciado al respecto. Los afectados lamentan la «dejadez, cero por ciento de empatía y la falta de avances e información». Mientras, el miedo crece entre los vecinos que cada día detectan nuevas grietas en techos y paredes, desplazamientos de marcos de puertas y ventanas, además de filtraciones de agua y consiguientes humedades.