Un corto, pero intenso temporal de viento y agua provocó la semana pasada grandes daños en algunas plantaciones de cítricos de Sóller. Aunque los desperfectos no fueron generalizados, en algunas zonas de Sóller, Biniaraix y Fornalutx muchos árboles perdieron la mayor parte del fruto. Los productores locales esperaban que el 2021 fuera un año de gran cosecha, pero los estragos causados por el vendaval se suman a una caída generalizada del consumo debido al cierre de toda la actividad hotelera y de restauración.
Los datos negativos han sido confirmados por la Cooperativa de Sóller. Miquel Gual, presidente de la entidad, asegura que «las ventas se han desplomado y si se tiene en cuenta el bajo precio al que se ofrece el producto en Mercapalma ya es imaginable lo poco que percibe el agricultor». Gual afirma que la Cooperativa mantiene por ahora los precios que paga a los payeses, pero estos se quejan de que la entidad apenas admite ya sus cítricos debido a la baja demanda. Por su parte, la Cooperativa asegura que sigue comprando naranja sollerica aunque admite que «se ha ralentizado la actividad, que se mantiene en parte gracias a la empresa de exportación Fet a Sóller». En esta situación algunos payeses han visto además perdida buena parte de la cosecha. La caída del fruto no ha afectado por igual todas las zonas ni tampoco a todas la variedades, aunque es posible que la canoneta, que todavía no se ha empezado a recoger, haya sufrido daños.
Por otra parte, la baja demanda ha ocasionado que todavía haya naranjas navel en los árboles, ya que los payeses retrasan la recogida para no tener que almacenarla. La técnica de la cooperativa, Marga Morey, asegura que se ha detectado que las variedades del grupo navel «padecen de cierta debilidad y pueden caer con más facilidad en caso de viento».
En todo caso entre los productores hay desánimo, ya que la naranja de Sóller, a pesar de su fama y calidad organoléptica sigue sin salir adelante. Hasta ahora, las iniciativas de renovación de los huertos de cítricos -impulsadas tanto desde la cooperativa como por Fet a Sóller- no han llegado a traducir en un remonte del mercado ante la creciente competencia de los cítricos importados.