La nota de Salut Pública por la que permite reunir un máximo de diez personas para celebrar las ‘matances' abrió este jueves un nuevo frente. La notificación del Govern señalaba también que únicamente la persona que había criado al cerdo (el ganadero) podía efectuar la matanza, limitando así la venta y posterior sacrificio del animal a particulares que se verían obligados a acudir al matadero para dar muerte al animal.
La noticia cayó como un jarro de agua fría entre los ganaderos que, en la mayoría de casos, crían los cerdos para otras personas que previamente han encargado el animal desde pequeños.
El director general de Agricultura, Biel Torrens, remitió una nota a Salut Pública solicitando una interpretación menos restrictiva de la normativa europea, para permitir así las matances como se han llevado a cabo en las últimas décadas «ya que entendemos que la persona que compra el animal lo reserva desde que es pequeño, da una paga y señal, por lo que es el propietario y sería el mismo caso que el criador», apuntó Torrens.
Desde la Conselleria de Salut recogieron la llamada de Agricultura y este jueves por la tarde confirmaron que en breve emitirán una aclaración sobre las medidas sanitarias para las matanzas domiciliarias y las restricciones COVID. «Se permitirán las matances como siempre se han celebrado, en este caso nosotros limitamos las reuniones a un máximo de diez personas, el uso obligatorio de mascarillas, así como el resto de normativas sanitarias provocadas por la COVID», aclararon desde la Conselleria de Salut.
La preocupación sobre esta restricción era ayer patente en el sector, ganaderos como Jaume Pocoví explicaron a este periódico que limitar la matanza únicamente al criador del animal supondría que «solo media docena de personas en la Isla pudieran hacer matances ya que llevarlo al matadero no sale rentable». Cabe recordar que en Mallorca solo hay dos mataderos activos para estos animales, el de Palma y el de Felanitx.