Investigadores de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) han determinado que la tarde del 9 de octubre de 2018 el torrente que se desbordó a su paso por Sant Llorenç acumuló en 15 minutos un caudal de 442 metros cúbicos por segundo, tanto como el río Ebro, que tiene mil veces más cabida.
Los doctores Joan Estrany, Mauricio Ruiz y los estudiantes Josep Fortesa y Julián García, del grupo de investigación en Hidrología y Ecogeomorfologia en Ambientes Mediterráneos (MEDHyCON) de la UIB, han reconstruido con datos reales la torrentada de hace dos años en el Levante de Mallorca, en la que murieron 13 personas.
Es la primera vez que se analiza la catástrofe del torrente Begura de Salma a partir de los datos recogidos in situ durante la inundación, y no sólo con estimaciones indirectas realizadas a posteriori, explica la UIB este miércoles en un comunicado.
El estudio, publicado en la revista científica Natural Hazards and Earth System Sciences, parte de aquellos datos recogidos de la monitorización continua del caudal del torrente, a través de la estación hidrométrica que investigadores universitarios habían instalado tres años atrás en la cama de este torrente.
El análisis detalla el gran volumen de precipitaciones que se concentraron en esa zona de la isla desde las 19 horas, con una media de 257 l/m2 en 10 horas, cifra contrastada con la información recogida por el radar de la Agencia Estatal de Meterología (Aemet).
Los investigadores recalcan que, como llovió mucho en poco tiempo, el suelo no tuvo tiempo de drenar el agua, lo que, junto a las características del terreno, provocó que el torrente se desbordara rápidamente a su paso por Sant Llorenç des Cardassar.
Las nuevas tecnologías en geomorfología fueron «clave» para localizar a una de las personas desaparecidas, gracias a que los investigadores pusieron en marcha un modelo digital del terreno de alta resolución que permitió detectar y medir los cambios en la superficie para ubicar con exactitud el cuerpo de la víctima.
Este estudio también ha permitido determinar los edificios afectados y la cantidad de agua que circuló por las calles de Sant Llorenç, información que ha servido para diferenciar las tres zonas de la localidad afectadas por este episodio de intensas lluvias y por la posterior inundación.
En concreto, la zona junto al lecho del torrente que atraviesa el área urbana es el punto en el que el agua logró más altura durante la torrentada, hasta los 3,3 metros, según el estudio. Esta área fue la más perjudicada, con 349 edificios afectados.
Las zonas 2 y 3 de Sant Llorenç son las que sufrieron daños debido al desbordamiento del torrente de sa Muntanyeta, en la parte más septentrional de la localidad. El agua alcanzó los 1,8 metros en la segunda zona y 1,6 metros en la tercera, y se vieron afectados 37 y 6 edificios respectivamente.
La UIB concluye que, en su momento, el servicio de Emergencias Copernicus de la Unión Europea (UE) identificó el 90 % de los daños reales en las zonas 2 y 3 de Sant Llorenç.
También hace hincapié en que este estudio supone un primer paso para mejorar la gestión del riesgo de inundaciones en áreas mediterráneas propensas a sufrir torrentadas, como es el Levante na de Mallorca.
En este estudio también han participado investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia, de la Universidad de Valencia, de la Estación Experimental Aula Dei y de la entidad suiza Hydrique Engineers.