La situación económica provocada por la COVID-19 se ha cebado especialmente con los taxistas de la Part Forana. La temporada ha sido muy mala para estos profesionales, que han visto reducida su actividad, y por tanto sus ingresos, radicalmente.
La parada de taxis del Port d'Alcúdia es, en un año normal, uno de los puntos con mayor actividad de la Isla. En la zona se podían realizar más de 100 servicios cada hora en las franjas horarias más activas. Este sábado apenas había movimiento y más de media docena de vehículos esperaban bajo la marquesina.
Dificultades
Profesionales como Xisco Luque, que compró un nuevo vehículo escasos días antes del inicio del confinamiento, cifran su actividad actual en el 10% de la del año pasado. Los taxistas de esta zona decidieron al inicio de la temporada establecer turnos para que solo la mitad de la flota estuviera en la calle al mismo tiempo y se pudiera repartir mejor la escasa actividad. «De la crisis del 2008 ni nos enteramos, los últimos años han sido buenísimos, con muchísimo trabajo», afirmaba otro de los conductores en la misma parada.
El bajón ha sido muy acusado en las últimas semanas, como afirma Eva Gullón, otra profesional del taxi. Si bien el mes de julio fue un mes flojo, pero aún con cierta actividad, agosto ha sido, según esta conductora, un mes muy malo.
En el Port de Pollença no se ha establecido ningún sistema de turnos en la flota de taxis. Un taxista de esta zona, Emilio Gómez, califica la temporada también como «desastrosa». A la bajada general de actividad se une además la caída de puestos de trabajo para los conductores contratados. Muchos taxistas contratan chóferes para el horario nocturno durante la temporada alta. Este año su número ha descendido hasta en más del 90 %.