Con el cierre paulatino de su planta hotelera el Nord de Mallorca refuerza sus servicios sociales frente a una nueva oleada de demanda de alimentos. La presión disminuyó ligeramente durante la desescalada (algunas familias han ido cobrando ayudas y ERTES) pero Alcúdia y Pollença son conscientes de la crudeza del otoño que se acerca y preparan nuevos sistemas de contención para atender la emergencia sanitaria.
En Alcúdia los servicios sociales ayudan actualmente a 1.800 usuarios en la compra de alimentos y productos básicos. Durante la pandemia puso en marcha (igual que sus vecinos de Alcúdia) un sistema de tarjetas de subsistencia con las que las familias vulnerables pueden adquirir productos básicos de alimentación e higiene en los supermercados colaboradores del municipio. Esto permitió, en los momentos más duros (marzo y abril) dar una mayor agilidad a la cobertura de las necesidades básicas con los servicios sociales colapsados.
Ahora el Ajuntament refuerza aún más su departamento sumando dos trabajadores sociales más (tenían cinco y pasarán a siete, además de cuatro auxiliares administrativos).
Teniendo en cuenta que crece el número de ciudadanos que acuden a los servicios sociales municipales para pedir ayuda para tramitar la solicitud del ingreso mínimo vital (aunque este dependa de la Seguridad Social), la regidora Agüi Lobo explica que «nuestra idea es hacer ahora un registro único para los servicios sociales que evitaría que se colapse el registro único del Ajuntament si viene una nueva oleada en septiembre y octubre». «No colapsar y agilizar es algo clave en una situación de emergencia», dice Lobo.
Dos modelos
En contraposición con sus vecinos de Alcúdia, el Ajuntament de Pollença apuesta por un cambio de modelo. Elimina las tarjetas de compra de productos de primera necesidad que puso en marcha en el Moll en el momento más duro del confinamiento y ultima, en colaboración con Cáritas, la apertura de un supermercado solidario en la calle Roger de Flor número 63.
Está previsto que abra sus puertas a principios de septiembre. Las familias podrán gastar hasta 50 puntos en adquirir los productos de este establecimiento. «Las tarjetas fueron una solución urgente y nos sirvieron para salir del apuro, pero creemos que esta es una mejor solución», dice la regidora Francisca Cerdà. Pollença atiende a 425 familias, 325 de ellas en el Moll.