El silencio que el coronavirus impone en el corazón de la zona de ocio nocturno más loca de Calvià contribuye a que sean escuchados otros personajes insignes de Magaluf. Ajenos al controvertido ambiente de las discotecas, bares de copas o salas de pole dance.
En pleno meollo de la calle Punta Ballena, rodeado de los coloridos leds y excitados neones de los ‘abrevaderos' predilectos del turismo de excesos, florece otro verano el huerto de Emilio Juárez. Natural de la Alpujarra granadina, en 1992 abrió las puertas del restaurante Casa Blanca, del que es el propietario, y también empezó a cultivar en ecológico un pequeño terreno en la ‘zona cero' de la marcha de ‘Maga'. Veintiocho años después, Emilio ha credo allí su particular jardín de Epicuro donde crece toda variedad de hortalizas, frutas y verduras, además de todo tipo de plantas aromáticas mediterráneas.
Experto en injertos, Emilio Juárez considera que Mallorca es también un buen lugar para la producción del plátano canario, que, por supuesto, crece en su huerto y de cuyas excelentes cosechas se muestra orgulloso.
Además de cuidar de sus cultivos, en el centro de Punta Ballena, Emilio también cría gallinas que le proporcionan huevos frescos. Y entre ellas, las gallinas, se mueve con garbo Julio Iglesias: el gallo del corral, cuyo canto se ha convertido ya en un símbolo de Magaluf. No en vano, desde hace unos años es famoso por cada mañana ‘tocar diana'. A los sufridos vecinos de la zona les recuerda que es hora de levantarse y a los juerguistas que lo es de acostarse. En esas ambiguas horas que mezclan al borracho y al madrugador, Julio sigue siendo el Rey. Para él, claro, la vida sigue igual.