El cierre de la actividad turística debido a la crisis sanitaria por el Covid-19 ha causado una demanda sin precedentes de ayuda urgente que ha obligado al Ajuntament de Santa Margalida a incrementar la plantilla y los fondos de los Servicios Sociales, desbordados por las necesidades de las familias más vulnerables.
Al ser un municipio turístico, el cierre de la planta hotelera, bares, restaurantes, souvenirs y todo tipo de negocios de la oferta complementaria, ha dejado sin ingresos a una parte importante de los residentes. Una de las medidas que se han puesto en marcha ha sido aumentar el número de trabajadoras sociales, que han pasado de dos a ser cinco, tres para Can Picafort y Son Serra, y otras dos para La Vila. En la zona costera se presta servicio a 90 familias, y a otras 70 en el núcleo de interior, con alrededor de 600 usuarios en total.
Para ello, el Ajuntament ha incorporado a tres trabajadoras sociales que prestaban sus servicios con una contrata externa para impartir dos programas, uno para juventud e inmigración, y otro de refuerzo escolar, ahora paralizados por el confinamiento.
«Con esta posibilidad que se publicó en el BOE, hemos reforzado la plantilla en previsión de lo que vendrá, pues pensamos que así como transcurran los meses, la situación de muchas familias va a empeorar y tendremos aún más demanda tanto de alimentos, como para tramitar ayudas del Ajuntament y del Gobierno», explica la concejal de Servicios Sociales, Joana Llull. En este sentido, el Ajuntament ha centralizado toda la atención social en un único número de teléfono (871 85 00 22) ante el colapso de las líneas y de los propios móviles de las trabajadoras.
El aumento de la demanda se ha notado sobre todo en alimentos, hasta el punto que por primera vez, las 13 toneladas que aporta cada 3 o 4 meses la Cruz Roja para distribuir en el municipio, no serán suficientes. El alcalde, Martí Torres, ha firmado una provisión de fondos para que se adquieran más productos. «Nos hemos anticipado para que a ningún vecino le falte lo básico, mientras esperamos que nos den margen a los ayuntamientos para gastar nuestros remanentes».