«Madona des Caparó, en Jordi Roca vos crida, madona des Caparó, que li perdoneu sa vida, que vos demana perdó». Es la primera estrofa de una de las canciones más emblemáticas de Guillem d'Efak: Balada d'en Jordi Roca. Pero esta canción no fue un simple tema discográfico, en ella el cantautor recordaba el romance sobre la muerte de Jordi Roca Serra, condenado a garrote vil en 1851 acusado de robo y violación.
La turbulenta historia de Roca y su supuesta relación con la dueña de es Caparó (Catalina Aina Cànaves) se ha mantenido viva en Manacor desde entonces y no ha estado exenta de polémica. «Incluso los descendientes de la madona des Caparó dijeron a Guillem d'Efak que no cantara esta balada, que traería consecuencias», recuerda Bartomeu Mestre Balutxo.
Mestre recupera en el libro La mort d'en Roca el trasfondo de los protagonista de la canción y aporta documentación sobre la vida Roca y Cànaves. «Roca era un joven de taberna, en el juicio aceptó la condena por robo pero no por violación», explica Mestre. Por eso, la noche antes de morir pedía el perdón a la madona.
Conversaciones
En el libro, Bartomeu Mestre recupera las conversaciones que tuvo con Guillem d'Efak donde le explicaba la historia y todas las indagaciones que había realizado. «Con ello desmonto tres historias falsas que los descendientes de la dueña de es Caparó se han encargado de difundir», explica Mestre, mientras reafirma que su objetivo es «defender con pruebas el trabajo que hizo Guillem d'Efak».
La investigación también le ha reportado alguna sorpresa. Como que la muerte de Roca fue también un «crimen de Estado». «El 20 de abril de 1851 Roca era el único preso pendiente de ejecución y la reina Isabel II, en su afán de asustar al pueblo, no quiso firmar el perdón pascual como se hacía cada año», explica. A Jordi Roca no lo perdonó la madona des Caparó y tampoco la reina.