Este 2020 se cumplen 200 años de uno de los episodios más negros de la historia de la salud de Mallorca. La peste bubónica, conocida popularmente como la ‘Peste de Llevant' mató en 1820 a 2.434 vecinos de los municipios de Son Servera, Artà, Capdepera y Sant Llorenç (un 32 % de la población de la comarca). Un equipo multidisciplinar dirigido por el microbiólogo Toni Bennàssar y la arqueóloga Francisca Cardona, trata de localizar ahora la cepa de la Yersinia pestis que destató la epidemia en la Isla.
El primer paso es encontrar en la finca de Bellpuig alguno de los cementerios que según la documentación de la época se habilitaron para enterrar a las más de mil víctimas que hubo en Artà. Si se localizan los nichos (una tarea que no será sencilla, según explica Francisca Cardona) se procederá a la exhumación de los cadáveres que allí se encuentran.
Muestras de ADN
A partir de los dientes recuperados se extraerán las muestras de ADN que se analizarán mediante la técnica qPCR (del inglés, quantitative Polymerase Chain Reaction) para determinar la calidad del material y detectar la presencia de genes o fragmentos específicos de la Yersenia pestis.
Los ADNs de todas las muestras de individuos que den positivo se analizarán posteriormente mediante técnicas de secuenciación de alto rendimiento. Las lecturas obtenidas se analizarán mediante protocolos bioinformáticos diseñados para recuperar únicamente aquellas secuencias correspondientes al ADN del genoma de Yersinia pestis.
Los fragmentos de secuencias de Yersinia pestis recuperados y separados serán utilizados para intentar reconstruir el genoma del microorganismo que originó la epidemia y analizar sus variaciones. El objetivo último es el de establecer posibles relaciones evolutivas o de parentesco de la cepa que teóricamente causó la peste de 1820 en Mallorca con las coexistentes en la época en diferentes puntos geográficos y así aportar algo de luz desde el punto de vista del microorganismo sobre el posible origen de la epidemia que se inició el 8 de mayo de 1820 en Son Servera.
La teoría más aceptada es que la peste llegó a la costa de Son Servera a través de un barco procedente de Tánger.