La calabaza autóctona de Mallorca, más concretamente la variedad conocida como carabassa patata que se cultiva en Muro, será incluida en el registro de Varietats Locals de Balears, que gestiona la Conselleria de Agricultura, Pesca i Alimentació. El viernes, la Comissió de Varietats Locals –organismo que vela por la conservación del patrimonio vegetal autóctono de Baleares– aprobó registrar la calabaza con la denominación tradicional que recibe en sa Marjal, la zona de cultivo comprendida entre los municipios de Muro y sa Pobla.
La incorporación de esta variedad de calabaza al registro de Varietats Locals es fruto del trabajo de campo realizado durante unos dos años por técnicos del Institut de Recerca i Formació Agrària i Pesquera (IRFAP), dependiente de la Conselleria de Agricultura, junto con el Ajuntament de Muro y un grupo de agricultores locales que siguen cultivando esta variedad de calabaza con el objetivo de presentarla en el concurso que se celebra cada año durante la Fira de la Carabassa en el municipio.
En este tiempo se han recogido ejemplares y se han documentado sus características para confeccionar una ficha en el registro de variedades autóctonas, que permita diferenciarlas de otro tipo de calabazas.
El cultivo de esta hortaliza estuvo muy extendido en sa Marjal, donde antaño formaba parte de la dieta tanto humana como para alimentación de animales de granja. Con los años, su consumo ha caído frente a otras variedades más comerciales y corría el peligro de desaparecer, como ya ha ocurrido con otros productos agrarios. «Hace unos dos años desde Muro ya se solicitó registrar esta variedad, que en otros lugares de Mallorca debía tener otro nombre, pero ya ha desaparecido», señala Josep Rosselló, director del IRFAP.
El Ajuntament de Muro ha liderado esta labor para la recuperación de la carabassa patata junto con los agricultores locales. Este año, el concurso que organiza cada año con motivo de su Fira de la Carabassa a principios de noviembre, ha contado por primera vez con un apartado dedicado a la calabaza autóctona, diferenciándola de la categoría de calabazas gigantes, que son de procedencia foránea.
«La calabaza es muy apreciada en Muro, no queríamos que se perdiera, y fueron los propios agricultores quienes sugirieron hacer una feria temática, que se celebra desde 2007; llevamos 11 años con el concurso de calabazas y ahora incorporamos una categoría a la variedad murera», señala Miquel Porquer, concejal de Cultura, Festes, Fires i Tradicions de Muro. Actualmente el consumo de la calabaza autóctona es testimonial, aunque durante la Fira de la Carabassa restaurantes, bares y panaderías despliegan todo un recetario con este ingrediente.
Actualmente, se cultiva de forma minoritaria en fincas de Marjal por su proximidad con la Albufera, pues es una planta que requiere mucha agua.
Variedad autóctona
La asociación de productores de calabaza de Muro ha impulsado la recuperación de este cultivo, que tuvo presencia en otras zonas de la Isla bajo otras denominaciones. Miquel Cloquell, uno de sus miembros, explica que en Muro se cultivaba la carabassa patata y la carabassa blanca. El concurso de centra en la primera, porque adquiere mayor tamaño, pudiendo alcanzar unos 70 kilos. Precisamente uno de los temores de los expertos en Varietats Locals es que se cultive solo para concurso, con lo que se irán seleccionando solo los ejemplares más grandes. Cloquell recuerda que esta calabaza autóctona se llegó a perder por las polinizaciones. «Pudimos recuperar la variedad original gracias a que el germà Macià tenía ejemplares en el jardín botánico de Lluc, donde se conservaba más pura al no haber tantos cruces», señala Cloquell. Para preservar esta pureza, en las horas en que las plantas están receptivas a ser polinizadas, los agricultores cubren las flores con un vaso o plástico para anticiparse a las abejas.