Ni la lluvia que cayó este miércoles hasta primera hora da la tarde pudo con los ánimos de los inquers que se han animado a salir y llenar las zonas de marcha en su tradicional Dimecres Bo.
Como ocurre desde hace cerca de una década, los bares, restaurantes y cellers de la ciudad han registrado mucha afluencia a la hora del almuerzo, pues se ha puesto de moda que las personas que el miércoles y el jueves trabajan en la feria celebren una comida.
A pesar del mal tiempo, a partir de las cuatro de la tarde el interior de los bares y pubs han comenzado ha acoger a los primeros marchosos, poco a poco la fiesta se ha ido trasladando al exterior de la zona del Mercat Cobert, y se espera que dure hasta bien entrada la madrugada.
El Ajuntament d'Inca emitió un bando en el que decretaba una limitación sonora «a un nivel aceptable», con el objetivo de provocar el mínimo de molestias a los vecinos de la barriada. De hecho, la intención era que el tardeo ganara terreno a la marcha nocturna, pero la situación climatológica no acompañó. Por otra parte, los bares, restaurantes y cellers ya tenína un lleno total, con dos turnos de servicio, uno sobre las 20.30 horas y el otro a las 22.30 horas. Los cellers han ofrecido cocina mallorquina y los demás establecimientos optan por una gran variedad.