Bajo un calor bochornoso, las cerca de setenta carrozas inscritas en el desfile de la Festa del Vermar de Binissalem han conseguido este sábado aportar una nota de alegría y diversión a las celebraciones que este domingo acabarán de forma más solemne.
Si el año pasado fue la medición de la longitud de las carrozas lo que hizo que alguna no pudiera salir para evitar problemas posteriores en las estrechas calles del centro, este sábado los esfuerzos de la organización se han dirigido a comprobar si los remolques disponían de una barandilla de seguridad de un metro de altura, tal y como se exigía en la normativa de este año.
De esta forma se ha querido evitar el incidente que sucedió en 2018, cuando una joven acabó ingresada en la UCI tras caer de una carroza cuando ya había finalizado el evento.
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A simple vista también se pudo ver una menor presencia de alcohol, aunque algún participante veterano advirtió que, «podría ser que este año haya menos alcohol, pero lo que es seguro es que está mejor escondido», ante las advertencias previas de los cuerpos de seguridad.
Por lo que respecta a la composición de las carrozas hubo quien apostó por la originalidad con un dragón asiático, unas matriosjas en bicicleta o la reproducción de la serie La casa de papel en versión binissalemera. No faltaron las propuestas tradicionales así como las carrozas ocupadas por jóvenes en las que la música a todo volumen y el reguetón eran la norma imperante, todo lo contrario de lo que sugieren las normas de participación. Eso sí, desde el más pequeño participante hasta al más mayor, pasando por los jóvenes marchosos, todos iban vestidos a l'ample.
En el desfile de carrozas se entregaron un total de 3.350 euros repartidos entre los primeros clasificados de las diferentes categorías. Las carrozas podían optar a los premios en la categoría tradicional, original, infantil así como galardones especiales para las comparsas y las carrozas d pequeño formato.