Sant Agustí este miércoles volvió a unir en Felanitx la reivindicación, la fiesta y la ironía felanitxera. Este año, el paso de las autoridades bajo palio se utilizó para arrojar sobre los políticos algas y paja. Un año más, el protagonismo de la festividad fue para la reconocida peña antitaurina El Coso. Su pregón y el paso bajo el palio marcaron la jornada matinal. Por la tarde, las medidas preventivas del Ajuntament para evitar el macrobotellón del año pasado sirvieron para evitar los excesos de años anteriores.
La fiesta comenzó a las 7.30 de la mañana con la ‘resurrección' de la Quica, el emblema de los coseros. Pasadas las nueve de la mañana, la plaza del Arraval se llenó de gente para escuchar el pregonero de este año, Bernat Bordoy ‘des Polos'. Bordoy, ataviado con un vestido imitando a la princesa Frozen, hizo gala de la ironía felanitxera y agradeció al Ajuntament y al Consell la compra del emblemático Sindicat. Añadió que «también hay que felicitar a su antiguo propietario de Bodegues Ripoll por el magnífico negocio que ha hecho con la venta». Tras estas palabras, el público congregado, más de 300 personas, se pusieron a gritar «el Sindicat sempre serà nostre». En Bernat ‘des Polos', propietario de la fábrica de helados local, también habló en su pregón de los ‘genios' felanitxers y todo lo que tiene de bueno la ciudad de Felanitx, «pese a que en sa Recreativa el día de Pascua ya no hagan freixura». Un comentario que provocó las carcajadas de los asistentes, especialmente de los locales.
Antes de las palabras de Bordoy, una joven imitando una Catalina Soler muy sui géneris subió a la grúa para gritar aquello de «ses Illes són meves, meves, no seves», que aseveró la actual regidora del PP en su etapa de senadora a un representante de Esquerra. Con Soler encaramada en lo alto de la grúa también se satirizó el balconing lanzando distintos bultos de paja a una piscina.
La juerga al son de las xeremiers fue la tónica dominante de este miércoles durante la jornada matinal. Poco a poco el pueblo se llenaba de vecinos y foráneos que ataviados con camisetas de colores rememoraban las antiguas peñas taurinas que se reunían en la ciudad por la mañana para asistir a la plaza de toros de la Macarena.
Ahora, sin la novillada, los grupos se distribuyen por bares y restaurantes de la ciudad para pasar la jornada entre amigos y, en la mayoría de casos, con el alcohol de protagonista. Pero la fiesta de la peña felanitxera por antonomasia, El Coso, tenía otro punto álgido. El paso de las autoridades por debajo del palio a la salida de la misa celebrada en el convento de Sant Agustí.
Este año no hubo presencia de autoridades ni autonómicas ni insulares debido a los tres días de luto decretados por el accidente aéreo del pasado domingo.
Sí que asistió el senador autonómico Vicenç Vidal pero en visita privada a la fiesta. Así pues, el paso bajo palio tuvo un carácter muy local y el alga (simulando la polémica posidonia) y la paja se convirtieron en protagonistas de la fiesta.
El alcalde, Jaume Monserrat, y el resto de regidores de Felanitx, además del diputado de Més Joan Mas Collet, fueron los valientes que cruzaron el palio y salieron repletos de algas.
Francesc Montserrat, regidor de Vox en la localidad, se atrevió a pasar el primero, incluso por delante del alcalde y fue el que recibió la mayor parte del alga. Los regidores del PP, encabezados por Catalina Soler, ya hace algunos años que decidieron no pasar por debajo del palio y no participar así de la fiesta de la peña de El Coso.
Llenos de algas y paja, los políticos se dirigieron hasta el Ayuntamiento donde los Cavallets y Gegants realizaron los últimos bailes.
Pese a que la fiesta en Felanitx empieza por la mañana, aún son muchos los que hasta bien entrada la tarde no se acercan hasta la localidad. En la mayoría de casos estas visitas tienen un único objetivo: el de participar del macrobotellón en que se ha convertido la ciudad en los últimos años. Las medidas tomadas por el Ajuntament como la eliminación de barras de bar de las calles y los múltiples controles policiales tuvieron su efecto. Pero pese a ello aún fueron muchos los que hicieron su fiesta con el alcohol de protagonista. El centro de la ciudad volvió a acoger a miles de personas. La noche finalizó con fuegos artificiales y al cierre de esta edición fuentes municipales aseguraban que no se habían producido tantos incidentes como en 2018.