La cita festiva de este viernes en Porreres tuvo distintos atractivos. El primero y más importante para los porrerencs fue la celebración de los actos centrales dedicados a su santo protector, Sant Roc. Fue en la celebración de la misa solemne cuando se dio una emotiva despedida a Sebastià Salom, el que ha sido rector del pueblo en los últimos cinco años. Salom se despidió con la inauguración de un museo parroquial que contiene los objetos litúrgicos más valorados y preciados.
En su parlamento de despedida, Salom repasó las distintas actuaciones materiales que ha llevado al frente de la parroquia y lamentó irse con la «espinilla clavada» de no haber conseguido un entente y cordialidad con la comunidad del Oratorio de Sant Felip. Salom se despidió emocionado de todos los parroquianos que llenaron el templo en la jornada festiva de ayer.
La exposición de los objetos litúrgicos ha sido posible después de trasladar la pila bautismal de la capilla hasta un lateral del altar mayor del templo. Entre las piezas expuestas figura el misal del obispo Campins, distintas reliquias, una reproducción de la pintura gótica conocida como la de los Sant Joans o la cruz procesional del siglo XV.
Tras finalizar la inauguración de este pequeño espacio expositivo las autoridades se dirigieron hasta la Casa de la Vila para festejar con todo el pueblo la fiesta. Lo hicieron acompañados de la Filharmònica Porrerenca, los cabezudos, los gigantes y la colla de jóvenes dimonis.
Por la tarde, distintas actividades deportivas, ciclismo, tenis o fútbol sala y actuaciones musicales o actos culturales sirvieron para alargar la fiesta hasta la medianoche que llegaron los fuegos artificiales. Después de ello estaba previsto que diversos grupos musicales amenizaran la velada hasta que a las cuatro de la madrugada llegara la traca del fin de fiestas con la celebración del Sant Roquet y la llegada de la gran ensaimada a las calles del centro del pueblo y que tanto público congrega.