La playa de Cala Santanyí ha recuperado su buena imagen. El agua vuelve a ser cristalina y transparente gracias a la instalación de una bomba de recirculación que evita la proliferación del alga marina Alexandrium Taylori que es la que provoca que el agua se vuelva verde. El año pasado se impulsó esta medida y cada año hay que renovar la autorización en Costas. Según informó el Ajuntament el permiso ya ha llegado y este martes los buzos conectaron la máquina que hace que la temperatura del agua baje y no proliferen estas algas. Durante el invierno se retira la bomba.
En el mes de octubre de 2016 se encargó un estudio de temperaturas que determinó la causa del cambio de color del agua. Esta alga fermenta porque no se regenera el agua en calas pequeñas o donde las corrientes no regeneran el agua a menudo. El alga no tiene otro efecto más y no supone ninguna clase de riesgo para los usuarios de la playa ni supone contaminación alguna.
La alcaldesa Maria Pons (PP) destacó que «la imagen de nuestras playas es fundamental para nuestro municipio».