La congregación de los Missioners dels Sagrats Cors, conocidos popularmente como coritos, abandonará el Santuario de Lluc, centro espiritual de Mallorca que han custodiado y dirigido sin interrupción desde el año 1891.
La edad avanzada de los cinco sacerdotes de esta congregación mallorquina que quedan en Lluc, todos ellos con alrededor de 80 años, hace inviable que continúen haciéndose cargo del Santuario y de todas las instalaciones que lo rodean. Esta situación se ha visto agravada por defunción, hace unos días, del Hermano Toni, que era uno de los más jóvenes.
El Bisbat de Mallorca es el propietario del conjunto de edificios que forman el Santuario de Lluc y todas sus instalaciones, desde la Escolania de los Blavets de Lluc a la hospedería, restaurantes y el aparcamiento. Estos servicios no estarían en peligro de desaparecer, puesto que desde hace años están gestionados por un equipo de gerencia. Sin embargo, fuentes cercanas a la congregación no ocultan las dudas por quién se hará cargo - una vez que se sean trasladados a Palma los Missioners dels Sagrats Cors - de la dirección espiritual de Lluc, el segundo lugar más visitado y venerado de Mallorca, después de La Seu.
En un comunicado, el Obispado ha dejado clara su sorpresa y «dolor» por esta decisión. «La diócesis manifiesta su proximidad y apoyo a toda la comunidad que trabaja y vive en Lluc y los invita a seguir trabajando en favor de la vida del santuario», recalca.
La falta de vocaciones y los estrictos requisitos para ingresar en esta congregación han provocado que los Missioners dels Sagrats Cors se hayan ido envejeciendo sin relevo generacional.