La ballena que falleció este domingo en la playa de Cala Millor tras quedar varada en la arena era un ejemplar de la especie rorcual común, el animal más grande del planeta después de la ballena azul. El rorcual llegó herido a la playa. Los viandantes que paseaban por el paseo marítimo del tramo de Sant Llorenç avisaron sobre las 22.30 horas a los servicios de emergencia, que desplazaron con urgencia a técnicos del Palma Aquarium.
Pero no pudieron hacer nada por salvar a la ballena, puesto que ya respiraba con dificultad y sangraba en abundancia. Pasadas las cuatro de la madrugada murió.
La Policía Local y la Guardia Civil se desplazaron al lugar. La operación para levantar al cetáceo resultó muy compleja. La maquinaria pesada no la pudo mover. «Su peso podría oscilar entre las ocho y las doce toneladas. Es una hembra juvenil, de unos 15,40 metros de longitud. Aún no era adulta. La verdad es que no sabemos qué le pudo pasar. Hemos suspendido el traslado y mañana (hoy para el lector) instalaremos unas carpas y practicaremos la necropsia», comentó Deborah Morrisson, directora de Conservación de Palma Aquarium y responsable del Centro de Rescate de Fauna Marina.
«Hasta que no se le practique la necropsia no podremos confirmar las causas de la muerte, pero ya podemos avanzar que presenta dos cortes de hélice muy profundos en la parte de la cola. El animal sangraba y tras perder mucha sangre y estar tan débil se acercó a la costa donde quedó varada y falleció», explico Morrisson.
Es muy extraño que una ballena se acerque a un barco con las hélices en movimiento. Tal vez estaba enferma o tuvo la mala fortuna de pasar por debajo de un buque que en aquel momento encendió los motores.