Desde hace unos meses, los vecinos ven con preocupación el aumento de pintadas de todo tipo, tanto de los clásicos grafitis practicados por jóvenes que parecen buscar cierta creatividad en el campo del arte urbano como pintadas políticas o simples grafías zafias realizadas por puro vandalismo.
Si hace poco más de un mes aparecieron pintadas de este tipo en rocas y marges del litoral solleric, o fueron pintarrajeadas las instalaciones del parque infantil de La Filadora, el fenómeno ha llegado estos días hasta uno de los lavaderos públicos del pueblo, protegidos por la normativa urbanística, aunque afortunadamente solamente se han visto afectadas las paredes de cemento pero no los elementos de piedra. Aún así los vecinos que se han acercado a estos lugares han expresado su preocupación y esperan que el Ajuntament refuerce la vigilancia y «limpie» las zonas afectadas.
En el lavadero de la calle Isabel II, que está apartado de los lugares de paso, además de los grafitis se acumula una gran cantidad de basura dejada supuestamente por los jóvenes que se refugian en estos rincones para pasar el rato. En este caso el «descubrimiento» de grandes pintadas hace solamente unos días ha reavivado la polémica de si deben cerrarse al público –tal y como defiende la comunidad de regantes– o deben permanecer abiertos como lugares públicos y valor patrimonial.
Algunas zonas de Sóller, como los muros de hormigón del torrente Mayor ya hace años que han sido ‘decorados' pero ahora la tendencia es realizar las pintadas en zonas de gran visibilidad, como las rocas de la Platja Artificial o los marges del camino de Muleta o de los Cingles, entre otros o incluso la plazoleta de Santa Caterina del Port.
Algunos de los motivos dibujados se repiten en diferentes puntos lo que indica que se trata de una persona o grupo que actúa en la ciudad pero que por el momento no ha sido identificado ni por la Policía Local ni por los Servicios de Joventut.