Los actos de vandalismo ocurridos en las últimas semanas en la zona costera de Capdepera –turistas bañándose en una fuente pública; botellón, ruidos en la playa de Cala Agulla o peleas en Cala Rajada– han vuelto a levantar la voz de alarma en el municipio que, desde hace años, lucha para hacer frente a este tipo de turismo de borrachera.
El Ajuntament ha decidido tomar cartas en el asunto y poner freno a las conductas incívicas que ofrecen una mala imagen del núcleo costero en el exterior. Así, el alcalde Rafel Fernández confirmó a Ultima Hora que desde el Ajuntament están dispuestos a modificar la ordenanza de convivencia cívica para incluir la prohibición del consumo de alcohol en las playas. Solo estaría permitido en las zonas autorizadas, como por ejemplo en los chiringuitos.
Dos vídeos polémicos han circulado estos días por las redes sociales. En uno de ellos se puede ver una pelea en la Avinguda Leonor Servera de Cala Rajada. En el otro hay turistas bañándose, algunos desnudos, en una fuente a la luz del día. Fernández aseguró que «se trata de casos puntuales. El problema es que no teníamos la plantilla completa, ya que algunos agentes habían pedido vacaciones para presentarse a las oposiciones de policía. A partir de esta semana ya estará a pleno rendimiento la Unidad de Playas y la Unidad Nocturna y esperemos que no se vuelvan a repetir este tipo de conductas».
El alcalde es consciente de que «los principales problemas que hay que afrontar son el botellón en las playas así como el exceso de ruido de los turistas en la vía pública». De esta manera, en la última asamblea de los hoteleros celebrada la semana pasada salió a relucir el tema. «Los empresarios turísticos se quejan de esta situación y piden soluciones, pero yo les comenté que unilateralmente no podemos arreglar esta situación. Hay algunos establecimientos hoteleros problemáticos que deben colaborar e ir en la misma dirección. La pasada semana un hotel sacó a 15 clientes a la calle. Hay que unir esfuerzos en favor del civismo. Mantenemos reuniones periódicas con las asociaciones de bares de noche y discotecas».
El Ajuntament ha tomado otras medidas inmediatas para frenar el desmadre como controles en la rotonda de Cala Agulla o un agente vigilando en hora punta la polémica fuente de Cala Rajada. Otra de las soluciones que se plantea el Ajuntament de cara al futuro es la posibilidad de que en la nueva concesión de playas se incluya la prohibición de poner música en los chiringuitos. «Dentro de dos años termina la concesión y entonces también estudiaremos esta medida». La Unidad de Playas está integrada por cuatro agentes que se encargan de vigilar las playas del municipio, fomentar las buenas prácticas y hacer cumplir las ordenanzas. Hace unos años se creó una plataforma ciudadana contra el incivismo.