Lo que debían ser unas obras sin más importancia para quitar la humedad de la fachada principal de la parroquia de Ariany se convirtió en el descubrimiento de una agradable sorpresa. En uno de los laterales y a escasos centímetros del suelo apareció un óculo.
Esta ventana redonda, también conocida como ojo de buey, habitualmente se sitúa en las partes altas de las paredes. Pero tras su aparición, el rector de Ariany, Melcior Fullana, empezó a investigar el motivo de la aparición de esta ventana a un nivel inferior y especialmente ubicada junto a la pila bautismal del templo. «El bautismo se vincula a la luz de Dios, y anteriormente no se podía entrar en la iglesia sin antes haber sido bautizado, por ello tal vez se podían introducir a los niños por este oculus y así dotar de más simbolismo al acto del bautismo».
Ahora, el rector ha puesto una placa en la que da a conocer el simbolismo de este elemento arquitectónico. «Esta ventana ilumina el pie de la fuente baptismal tiene un nombre y un significado: su nombre es óculus por la forma que tiene el significado es que Dios pone su mirada sobre el que es bautizado en estas aguas para seguir mirándolo con amor en el camino de su vida y para toda la eternidad, tal y como mira a su hijo Jesucristo».