Cuando falta menos de un mes para la celebración de las fiestas de Sant Joan, ni un solo promotor taurino ha pedido permiso para organizar la tradicional corrida de toros. Si nada cambia, este verano será el primero en décadas en que la plaza Monumental de Muro se queda sin festejos.
El alcalde, Martí Fornés, confirmó esta semana a este periódico que el Ajuntament, que desde 2010 posee la plaza en propiedad, no ha recibido solicitud alguna para promover una corrida. La razón es, obviamente, la entrada en vigor de la nueva ley de protección de los animales, la llamada ley de toros ‘a la balear', que no veta explícitamente las corridas pero las hace de facto inviables. Por ello Fornés descarta que algún promotor vaya a pedir permiso.
El pueblo asume de distinta manera la pérdida de la tradición. Los pocos animalistas convencidos lo hacen con satisfacción, otros con indiferencia y un buen número de murers, aunque quizás no tantos como una docena de años atrás, con enfado y resignación. Si en Mallorca había algún pueblo taurino, éste era Muro: así lo aprobó el pleno municipal, con clara mayoría, hace unos años.