La producción de lechonas nacidas y cebadas en Mallorca no satisfará la demanda de los consumidores estas Navidades. «No hay suficientes porcelles, hay pedidos que solo podremos servir parcialmente. Quiero decir que si pedían 50 lechonas solo les podremos suministrar 30», aseguraba este miércoles un ganadero en el tradicional almuerzo que la Associació de Criadors de Porc Negre celebra cada año en Sineu poco antes de las fiestas.
La escasez de lechonas afecta tanto a la negra (la autóctona) como a la blanca. El presidente de la asociación de porcino de Balears, Antoni Mestre, atribuía esta escasez al cierre de explotaciones acontecido los últimos años. «Solo quedan 6.400 cerdas productoras (blancas), cuando hace tres años eran casi el doble», señaló. ¿Por qué han cerrados estas explotaciones? «Porqué el precio de la lechona ha estado por debajo de los costes de producción durante años. Teníamos pérdidas. Yo mismo perdí alrededor de 20.000 euros el año pasado. Y perder significa perder, no que no los ganara, sino que tuve que ponerlos de mi bolsillo», respondió Mestre.
Otro payés iba más allá: «Los responsables de lo ocurrido son los mayoristas, que no supieron valorar el producto y nos pagaron por debajo del precio de coste. Los ganaderos se cansaron y abandonaron».
Esta escasez ha provocado un aumento de precios. El de la lechona blanca se ha incrementado pasando de los 47 euros que costaba la Navidad de año pasado a los 51 de 2017. El precio de la porcelleta negra, por su parte, se sitúa en torno a los 55. El precio del cerdo cebado para el consumo de su carne fresca también va a subir, previsiblemente.