Pollença repara una «injusticia histórica» dando desde ayer visibilidad en una de sus plazoletas más céntricas a la figura de Clara Hammerl, pionera de la pedagogía y la banca social a finales del siglo XIX. Así lo explicó ayer el alcalde de Pollença, Miquel Àngel March, durante el acto de inauguración del busto de Clara Hammerl en la Plaça dels Seglars, un acto que pone fin al año Clara Hammerl en el marco de la campaña Mallorca té nom de dona impulsada por el Consell de Mallorca.
Lo cierto es que, a diferencia de otras mujeres con empuje cuyas hazañas no han sido rescatadas hasta ahora, Clara Hammerl ha ido ganando progresivamente visibilidad desde el año 2008. No en vano, da nombre al instituto de enseñanza secundaria del Moll y fue declarada hija adoptiva de Pollença en el año 2013.
La campaña insular de igualdad lo que consigue ahora es que Clara Hammerl ocupe un lugar físico privilegiado en su pueblo.
La artista local Georgina Gamundí ha sido la encargada de dar forma a un rostro del que se conservan pocas fotografías. Ha querido que refleje su sabiduría, la fuerza que le permitió sostenerse pese a las adversidades y su belleza moral, aquella que le llevó a abrir junto a su esposo Guillem Cifre de Colonya una escuela para educar en igualdad, siguiendo los preceptos de la Institución Libre de Enseñanza y fundar una banca ética, la de Colonya, bajo unos principios morales de justicia social.
Al morir su esposo Hammerl se convirtió en 1908 en la primera mujer de España en dirigir una entidad bancaria.